La ministra Pilar Alegría está tardando en rectificar el polémico diseño de la futura prueba de acceso a la universidad. Primero fueron los profesores de ... Filosofía y de Historia los que se echaron las manos a la cabeza con las ocurrencias de la titular de Educación, luego mostraron su malestar los docentes de Matemáticas y ahora han levantado la voz los de Lengua Española y lo han hecho, además, con el respaldo de la Real Academia Española.
Publicidad
Nadie está contento con esta ministra y con las reformas que plantea, pero ella prefiere mirar a otro lado, como si las críticas no tuvieran nada que ver con ella, y rodearse de sus palmeros, aquellos que le dicen lo buena que es su ley de educación y lo brillante que es la idea de implantar una prueba de madurez con la que regular el acceso a la universidad.
No es cierto, su ley premia a los estudiantes mediocres y desincentiva a los alumnos brillantes y su prueba de madurez echa por tierra el trabajo de los docentes y los años de esfuerzo de los jóvenes.
Los expertos coinciden en que hay que reducir los ejercicios memorísticos y potenciar la comprensión, pero eso no significa eliminar de un plumazo los exámenes de Matemáticas, Lengua o Historia. Para demostrar lo que saben los alumnos debe estar el Bachillerato, pero eso no quita para que un estudiante que va a entrar en la universidad demuestre, al menos, su capacidad para expresarse, para analizar un comentario de texto y para demostrar unas nociones básicas de asignaturas troncales que garanticen que va a acceder a una titulación para la que tiene suficientes conocimientos, de manera que el ingreso en la universidad no sea después un fracaso absoluto. ¿Cómo van a demostrar todo eso en una prueba de madurez de 25 preguntas tipo test y unas cuantas cuestiones a resolver en dos párrafos?
Publicidad
No me extraña que los profesores de Lengua Española hayan salido al paso y se hayan unido contra una prueba donde la madurez se reduce a un test. ¿Dónde queda la reflexión y el análisis? ¿O quieren jóvenes sin visión crítica fáciles de adoctrinar y convencer?
Hasta los académicos de la lengua han alzado la voz y han denunciado en un comunicado que con la prueba de madurez diseñada por Alegría pierden su lugar preponderante la reflexión y la argumentación lingüística, la capacidad para compendiar y ordenar discursos, así como la interpretación, la valoración y el análisis de los textos literarios.
Publicidad
Además, manifiestan su sorpresa ya que la nueva EBAU que quiere implantar la ministra de Educación evaluará conjuntamente competencias de múltiples materias: Lengua, Literatura, Historia y Filosofía, además de las que corresponden a la lengua extranjera elegida y a la lengua cooficial de las comunidades autónomas que la posean. Vamos, un “totum revolutum”. Normal que los profesores de Lengua Española y del resto de materias hablen de reducción de los contenidos, yo diría más bien desaparición de todos los contenidos.
El resultado va a ser, como ha dicho el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, una Selectividad “low cost”, ya que la prueba de madurez de la ministra Pilar Alegría no va a servir para evaluar los conocimientos de los alumnos y será un oasis para los mediocres que podrán pasar desapercibidos.
Publicidad
Está tardando la ministra de Educación en dar una explicación a los miles de docentes que se han manifestado públicamente en contra de su reforma de la EBAU, aquellos a los que no tuvo en cuenta cuando diseñó la prueba, como si ella estuviera por encima del bien y del mal.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión