Por fin... ¡fútbol!

Con la bendición de las autoridades, la Liga de Fútbol Profesional reiniciará el campeonato el próximo 12 de junio. Lo hará a lo grande, con ... el Gran Derbi sevillano. Tanto el Sánchez-Pizjuán como el resto de los estadios oficiarán a puerta cerrada, con un par de centenares de personas entre jugadores, técnicos, sanitarios, directivos o periodistas. Se hará sin saludos iniciales ni abrazos tras los goles.

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No habrá ni un solo día sin partidos, pues quedan muchas jornadas que recuperar, muchos seguidores que satisfacer y muchos derechos de televisión por cobrar. Según algunos expertos, el protocolo de actuación es poco claro, incompleto e imposible de ejecutar en la realidad diaria. Deporte de contacto en la era del distanciamiento social. Con todo, Tebas ha sido claro: salvo que se dispare el número de contagiados, la Liga reinicia su andadura para no parar.

Hace poco más de un año, una conocida consultora revelaba que el fútbol profesional podría aportar unos 15.700 millones de euros a nuestro PIB, daría trabajo a casi 185.000 personas y generaría unos 4.100 millones de euros en impuestos. De ser ciertos tales datos, deberemos resignarnos a aceptar que España destina bastante menos dinero a investigación del que produce la práctica del balompié. Nuestra sociedad está enferma, pero no sólo de ese maldito bicho que hoy nos mantiene encerrados: somos nosotros quienes aceptamos el precio de ese espectáculo. España Global está más interesada por vender al exterior la imagen de nuestro fútbol que la de nuestra ciencia. ¿Tanto vale un maldito juego y tan poco la vida?

Para que la Liga se reanude, cada jugador se someterá a un test la víspera de cada partido. Resulta paradójico que, en los hospitales, nuestros sanitarios tuvieran que protegerse con bolsas de basura y precinto; o que hayan debido trabajar durante muchos días sin conocer el resultado de sus serologías, pendientes de que se recibieran los reactivos necesarios para determinar la existencia en su organismo de posibles anticuerpos recientes (IgM), aquellos que aparecen durante el curso de la enfermedad y permanecen varias semanas tras haberla superado.

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Muchos pacientes han estado expuestos al riesgo de contagios hospitalarios como consecuencia de la inexistencia de medios. Eso sí, en pocas semanas habrá fútbol.

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