“Petit Nadia” y los toques de campaña

Viernes, 23 de abril 2021, 05:00

Nadia Calviño, subida en su campanario de la vicepresidencia segunda del Gobierno y del Ministerio de Economía, ha dado un toque, no de campana, sino ... de atención, a los directivos del sector bancario y ha criticado sus sueldos y “bonus”, justo en una época en la que las principales entidades financieras españolas están acometiendo fuertes recortes de personal. Dijo que son remuneraciones que no se corresponden con la realidad económica de nuestro país. Puede que Calviño tenga hasta un poco de razón, sobre todo en el caso de las cajas que han sido rescatadas con dinero público y en las que el Estado posee una participación significativa. Supongo que los representantes estatales en los Consejos de Administración de las mismas también habrán dicho algo al respecto en esos órganos, cuando se haya debatido esta cuestión. Por cierto, que Nadia ha sido alto cargo de la Comisión Europea (CE), institución a la que estoy seguro volverá en los próximos años. Y, utilizando su misma argumentación, e incluso su pizca de demagogia, habría que preguntar a la “Petit Nadia” si piensa que el sueldo y la pensión futura que disfrutan los directores generales de la CE se corresponden con la realidad económica europea y especialmente de nuestro país. Claro, para eso y en un ejercicio de transparencia, Calviño debería informar de cuál fue su último sueldo en Bruselas y del importe aproximado de la pensión que recibirá cuando se jubile. Así, podríamos comparar con la situación de ahora mismo en España.

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Y, ya que estamos con los campanarios, toca felicitarse, sin que sirva de precedente, por la iniciativa del Gobierno español, del que la “petit Nadia” forma parte, de pedir a la UNESCO que el Toque Manual de las Campanas sea inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la citada organización. Es una iniciativa que se puso en marcha hace tres años por distintas asociaciones de la sociedad civil, a la que me sumo desde LA GACETA. Justamente ayer se recogía en estas páginas un entrañable reportaje sobre Claudio Martín de Dios, campanero en Arabayona de Mógica, que a sus noventa años sigue a pie de campana subido en el campanario. Recuerdo en mi niñez cómo los toques de este instrumento eran, junto a la “chifla” del pregonero, la forma de comunicarse en nuestros pueblos. El sonido de la campana no servía solo para convocar a la misa o llamar a la oración, sino que se usaba también para anunciar un fuego o una fiesta. Asimismo, se utilizaba para avisar que el milano o cualquier ave rapaz estaba por allí, para que se guardasen pollos y gallinas. Es un patrimonio cultural que forma parte de nuestra historia y que no debe perderse.

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