Mes de difuntos

Lunes, 4 de noviembre 2019, 04:00

El mes ha comenzado con Todos los Santos y falta nos va a hacer su intercesión en estos días. Entre otras cosas para que nos ... den paciencia suficiente para aguantar la campaña electoral y la correspondiente sabiduría para decidir el voto más adecuado a las necesidades del momento que le toca vivir a España y a los españoles. No es tarea fácil, visto lo visto y escuchando lo que se escucha, en este estado más torcido que de derecho, con más confusión que ilusión y menos ganas que posibilidades.

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Sin embargo, más allá de los Santos, llama la atención el poder de los muertos o ¿será lo que con ellos hemos compartido lo que los mantiene vivos? Antes de entrar en profundidades escatológicas sobre la vida tras la muerte, no puedo por menos que ser escatológico en el aquí y el ahora de nuestro cementerio de Salamanca. Lugar muy de moda, según dicen, a raíz de la película de Amenábar ‘Mientras dure la guerra’, que ha resucitado en muchos el deseo de visitar la tumba de don Miguel de Unamuno. Espero y deseo que con este motivo se cuide un poco más la limpieza del camposanto en cuestión. Ni que decir tiene que me encanta que los gatos campen a sus anchas poniendo vida y alegría entre los distintos enterramientos. Ahora bien, la presencia de los felinos no puede hacer que el visitante esté más pendiente de ver donde pisa para evitar pringarse del excremento gatuno, muy abundante y generoso a la par que oloroso, y no poder disfrutar contemplando tranquilamente los distintos nichos o sepulturas objetivo de la visita en cuestión. Resulta desagradable habitualmente el olor y la abundante ‘excrementología’, pero se vuelve más aún si cabe en días tan señalados. Apelo al sentido común de quién corresponda poner remedio a esta situación, entiendo que no será tarea fácil pero imagino que tampoco imposible. Sea como fuere, tanto vivos como difuntos, nos merecemos un mínimo de respeto, quizá al menos tanto como los propios gatos. Cierto es que la fauna nos trae un poco de cabeza, no hemos de olvidar a nuestras familiares palomas y a los bulliciosos estorninos. Últimamente y sin ir más lejos de la ribera del Tormes, podemos ver a la Policía Local controlando a los jabalíes. Si nos salimos al mundo más rural tendremos que llamar la atención a quien corresponda en la Junta de Castilla y León para que ponga orden con los buitres y sus continuos ataques. Me refiero a los que campan a sus anchas y preparan ciertos desaguisados en la ganadería, no en la política.

En fin, que hay vida más allá de la muerte los creyentes no lo dudamos, pero no hemos de olvidar que también hay vida antes de la muerte y hemos de hacérnosla más agradable unos a otros viviendo cada mes, cada día, cada momento como vivos y no como muertos.

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