Marketing político y mujer

Sábado, 7 de marzo 2020, 13:20

Hubo un tiempo en el que los profesores de Derecho penal invitaban a las alumnas a abandonar la clase cuando iniciaban el estudio de los ... delitos que entonces se estimaban contrarios a la honestidad. Afortunadamente, la sociedad ha cambiado, y hace mucho tiempo que los acosos, abusos y agresiones sexuales no sólo se abordan en las aulas con la naturalidad que es exigible sino, lo que es más importante, al margen de planteamientos moralistas. Nuestro Código Penal ya no sirve para dar respaldo legal ni al sexto ni al noveno mandamiento, sino para proteger la libertad de decisión de cada cual en el terreno de las relaciones sexuales.

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La insatisfacción ciudadana ante ciertas decisiones judiciales motivó que el Consejo de Ministros del pasado martes aprobara, a instancia de la ministra de Igualdad, el anteproyecto de Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual. El texto llega precedido de un demoledor informe del Ministerio de Justicia que revela graves errores técnicos que deberán subsanarse antes de que se convierta en proyecto. El informe asegura que la propuesta invade competencias territoriales, que interfiere con numerosas disposiciones preexistentes, que es incoherente con los compromisos supranacionales que pretende implementar o que establece un marco penal cuya aplicación puede incluso resultar contraria a lo pretendido. De algo peor la acusa: de no ser realmente un texto con aspiraciones de ley, sino un programa de actuación o una colección de criterios de política legislativa.

Bien podrían haberse resuelto esos defectos antes de que el texto fuera publicado. También podría el ejecutivo no haber asumido el anteproyecto, encomendándole la defensa de la iniciativa, bajo la forma de proposición de ley, al grupo parlamentario al que pertenece la ministra proponente. Pero ni quiso el Gobierno llegar al Día Internacional de la Mujer con las manos vacías, ni se atrevió a incurrir en el riesgo de que lo acusaran de actuar en contra de lo políticamente correcto.

Mal está que algunos no comprendan que ya no son oposición y que ahora participan en un equipo de gobierno, como ansiaban. Mal está que otros transijan ante la incompetencia por el temor a que les cuelguen el sambenito de ser machistas, y aún así no lo evitaron. Mal, mucho peor, está que se tome el nombre de la mujer en vano, como todos hicieron.

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