Gacetero soy

Miércoles, 19 de agosto 2020, 05:00

Mañana este periódico será centenario. Tras un siglo informando, poder contarlo, y seguir ostentando destacadamente las preferencias de los salmantinos, es más que digno de ... señalar. Ha noticiado y opinado de la Monarquía de Alfonso XIII, la República, un período entre-guerras, la nuestra fratricida, la Dictadura, la Segunda Guerra mundial, el fin del franquismo, la Constitución de 1978 - con el Estado social y democrático de derecho al fin -, y ahora del sanchismo y la pandemia. Todo ello resistiendo en tiempos de enormes cambios en el mundo, en España y en este querido rincón de la patria, Salamanca, cuyo nombre pronuncio con mucho respeto. Si LA GACETA no existiera, habría que inventarla. Cien años compartiendo el primer café con numerosísimos lectores, no le ocurre a cualquier diario.

Publicidad

He convivido – y envejecido -, con este periódico, nada menos que ochenta de esos cien años. Desde que siendo niño la veía dejar muy temprano a la puerta de mi casa, hasta su excelente edición digital de ahora. Incluso conocí a uno de los fundadores, el catedrático Manuel García Blanco, porque él y su esposa Leíto Ibáñez fueron íntimos de mis padres, como lo fuimos después los hijos.

Pero mi coexistencia con LA GACETA ha sido mucho más que la de lector mañanero, para saber lo que aquí sucedía. Cuando se fundó Gruposa, acudí a la llamada de accionistas por un solo título, lo que además de las ventajas de socio, nos ha producido dividendos anuales insólitos en la prensa nacional. Cuando se planteó el primer gran litigio de tintes políticos contra el periódico, el Consejo me designó abogado, y lo fui hasta la jubilación. Y cuando me invitaron a colaborar periódicamente, acepté sin mucha fe en mí mismo. En setiembre próximo cumplo veinticinco años redactando dos columnas por semana, formando parte de la mejor nómina – sin duda alguna -, de opinantes de Salamanca.

“¿Pero cómo no la voy a querer?”, si es una parte, y no pequeña, de mi vida. Mi relación con LA GACETA tiene perfiles de amancebamiento voluptuoso, no pecaminoso. Y exhibo hoy con orgullo esa larga relación no solo vital, sino también en tres aspectos tan distintos, pero todos gratificantes. A veces me pregunto qué haría yo sin ella. ¡Larga vida a LA GACETA!

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad