Falta de gravedad

Este ojo que observa mira a nuestros hospitales con gran preocupación.

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En una conversación de teléfono con la primera línea, escucho más que hablo; me ... encuentro a profesionales machacados por un trabajo muy duro y continuado; llevan en estado de estrés casi un año y en un “do sostenido” insostenible en el tiempo que les está causando una brecha de frustración inmensa. La impotencia les viene, no del ejercicio de una profesión a la que aman y se dedican con todas sus fuerzas, sino de la falta de gravedad de un sistema y un gobierno que no ha actuado con la contundencia y la severidad que requería, para amortiguar esta terrible situación. Al principio pudiera ser que la sorpresa nos descolocara a todos, pero ahora ya sabemos de qué va el baile. Hoy estamos pagando la irresponsabilidad y el “bueno no pasa nada” de las navidades, ¡pobres navidades!, cuando en muchos hogares de esta España nuestra, faltaban cabeceras de mesa a mansalva, donde la soledad se ha asentado por obligación en muchas familias mientras otros, haciendo uso de su libertad, pisoteaban la de los demás.

Pero de nada sirven los lamentos cuando el verdadero quid de la cuestión es ¿realmente estamos dispuestos a aprender y enmendar? Desde el teléfono se me planteaba esta cuestión: Priorizar. La pregunta es qué hacer. Lo primero proteger todo lo que se pueda a la población. ¿Cómo? En estos momentos hay información suficiente sobre quién es nuestro invasor y lo que nos provoca. Por ello es fundamental y urgente hacer campañas antiCovid en todas las televisiones y que se nos muestre la cruda realidad en hospitales, residencias,... cuando no tomamos las medidas necesarias. Es decir, visualizar las consecuencias. Al igual que se nos muestran en las campañas de tráfico los accidentes, las secuelas de la velocidad, del maltrato a la mujer... hacerlo también con el Covid. Campañas muy duras para herir la sensibilidad de los insensibles y concienciar de una vez por todas. Eso no se está haciendo, ni se ha hecho.

Pero sobre todo, decir la verdad y no permitir que quienes nos informan, nos engañen y nos tomen el pelo como lo están haciendo y todos callados. La cepa británica es súper infecciosa (pero nos dijeron que aquí ni llegaría... 2 ó 3 casos).

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En el hospital no pueden más y ellos caen también víctimas de la enfermedad, en una trinchera donde se llora y acampa la impotencia, con turnos interminables porque no hay quien sustituya al profesional enfermo. La tensión es brutal.

Solución: Vacunar. Si a los sanitarios y personal de residencias se les hubiera vacunado los primeros, ahora tendríamos un sistema más fuerte. Necesitamos recursos ejecutivos para evitar la invasión haciendo un cribado serio y rapidez en la vacunación. Y mientras los sanitarios comen tierra, los enfermos se mueren,... en Cataluña ¿todos a votar?

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