No tiene ninguna prisa. A Pedro Sánchez la subida de los combustibles le preocupa lo justito. Como él no paga el carburante de su adorado ... Falcon y los españoles que lo pagamos no sabemos cuándo lo usa ni cuánto nos cuesta (es secreto de Estado) y como tampoco paga la factura de la calefacción de La Moncloa, pues se ha tomado con calma la urgencia de rebajar los precios del gas, la gasolina y la electricidad.
Publicidad
Mientras los españoles sufrimos un atraco a nuestros bolsillos cada vez que acudimos a llenar el depósito del coche y son miles los trabajadores que se están quedando sin empleo en sectores como la industria y la pesca, Sánchez está tranquilo porque los sindicatos (los mismos que se echaban a la calle contra Mariano Rajoy cuando la luz estaba a 70 euros el megavatio y ahora que fluctúa entre 200 y 700 euros siguen en sus cuarteles), comen de su mano. Literalmente.
Los mismos sindicatos que ayer despertaban de la siesta y anunciaban movilizaciones para la semana que viene, pero no contra el Gobierno (se ve que este Ejecutivo socialcomunista no tiene la culpa de nada ni está conchabado con las empresas de energía, como el PP) sino contra la rebaja de impuestos. En eso, y en tantas otras cosas, UGT y CCOO coinciden con Sánchez: nuestro dinero donde mejor está no es nuestros bolsillos, sino en las arcas del Estado, para que el presidente y sus ministros/as/es puedan repartirlo como dádivas en forma de subsidios y gastarlo en sus chiringuitos ideológicos.
El Gobierno no está por la labor de perder los miles y miles de millones de euros que nos está sableando con los impuestos a los carburantes y la electricidad. Ya lo adelantó ayer la vicepresidenta económica Nadia Calviño, en respuesta a la petición de Núñez Feijóo de bajar al 4% el IVA de la luz y el gas. Según la número dos de Sánchez “las personas cuya única agenda de política económica es la bajada de impuestos lo que quieren es recortar en sanidad, en educación y el estado de bienestar”. Una visión un tanto retorcida pero muy acorde con las políticas socialcomunistas que nos han llevado a la catastrófica situación económica que vive nuestro país.
Publicidad
Pero hay otra forma de verlo: se pueden bajar impuestos y a la vez recortar el elefantiásico gasto público del Estado, reduciendo ministerios, despidiendo a unos cientos de esos casi mil asesores espléndidamente pagados por el Gobierno sanchista o rebajando unos miles esos vente mil millones de euros anunciados por la esposa del ex vicepresidente Iglesias para jugar a las políticas de igualdad.
Cuando llenamos el depósito del coche o del tractor, casi la mitad del dinero que pagamos se lo lleva el Estado. El año pasado el Gobierno se embolsó 11.500 millones solo por ese concepto, y este año lleva camino de ingresar mucho más.
Publicidad
En España estamos ya en niveles de récord absoluto en la recaudación de impuestos. El año pasado fueron 223.000 millones de euros, un 15% más que el ejercicio anterior, y para el presente la previsión, que se quedará corta al paso que vamos, se eleva un 8%. El anterior récord databa de 2007, en plena euforia económica, y no pasó de 200.000 millones. Imagínense 1.200 furgonetas de las grandes llenas hasta los topes de billetes de cincuenta euros. Eso es lo que entregamos cada año al Estado para sostener los presupuestos. No daría tiempo a contarlo en una vida. Pero a Sánchez y Calviño, y a sus compañeras comunistas Ione Belarra y Yolanda Díaz, todo les parece poco.
Ya veremos lo que inventan el día 29 de este mes, fecha señalada para anunciar medidas contra los altos precios de la energía. Lo más probable es que fijen un tope y compensen a las compañías energéticas por la diferencia respecto a los costes. Es decir, que el Gobierno seguirá forrándose (como bien señaló hace unos días Feijóo) y la supuesta rebaja la acabaremos pagando todos los españoles con más impuestos. Y que no pare la fiesta.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión