Engañar como a un chino, pero al revés

Viernes, 20 de agosto 2021, 05:00

Supongo que a estas alturas nadie con dos dedos de frente albergará dudas sobre lo errónea que es la expresión “engañar como a un chino”. ... Estamos ante una civilización y cultura milenaria, la de China, muy diferente a la nuestra y que ha demostrado cómo en treinta años es capaz de comerse el mundo. Recuerdo la primera vez que estuve en Pekín. Fue a finales de julio de 1994: el aeropuerto estaba formado entonces por dos chamizos en forma de hangar, y se cerraba por la noche; coincidiendo con el viaje, se inauguró la “primera pared que daba dinero”, según la terminología utilizada por el periódico en inglés que publicó la foto-noticia, con un montón de chinos agolpados ante la fachada de un edificio, delante del que era el primer cajero automático. No han pasado treinta años de aquello y a la chita callando se han hecho los amos del mundo.

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Valga la introducción anterior para explicar en lo que su aparato de propaganda anda metido ahora mismo y no sin razón. A raíz de la debacle occidental, encabezada por Estados Unidos, en Afganistán, el Gobierno de Pekín ya se ha posicionado, por un lado, mientras que, por otro, está extendiendo la duda por aquella zona del mundo sobre las garantías y la poca confianza que ofrece Estados Unidos, con el fin de generar inquietud entre los aliados que todavía tienen los norteamericanos. Recuerdan que no es el primer caso en el que los de Washington salen corriendo, ya que antes sucedió en la caída de Saigón. Y, la verdad, es que lo están haciendo con mucha eficacia, porque, además, la actuación de la Administración Biden ofrece todas las facilidades del mundo. Supongo que a estas alturas de la película nadie duda de que China se va a convertir en la primera potencia mundial a la vuelta de la esquina, suponiendo que no lo sea ya. Según los datos que ofrece el llamado reloj mundial de la población, ayer mismo, a eso de las 18.30 hora de Madrid, había en el planeta 7.918 millones de personas, de los que 1.448 millones estaban en China y ¡atención! 1.401 millones en la India, la otra potencia emergente de aquella región, a la que se está desplazando el poder y la influencia. Mientras que somos conscientes del poderío de China, tenemos bastante desenfilada a la India. Dentro de no muchos años serán las dos grandes superpotencias.

Pero, volviendo a Afganistán, es otro ejemplo más que evidente, de que, nos guste, o no, el mundo occidental está en franca decadencia frente, de momento, a Rusia, otra potencia también de aquella zona y de China, a los que dentro de nada se sumará la India. Son filosofías y culturas diferentes, a las que no se puede despreciar y conviene entender por la cuenta que nos trae. Lo de “engañar como a un chino” ha pasado a mejor vida. Seguro que ellos están pensando ahora en “los he engañado como a un occidental”.

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