Hasta Ximo Puig, que también vive políticamente a expensas de dudosos socios, y me refiero con el término dudosos a que difícilmente superarían un examen ... constitucional mínimamente exigente, ha entendido que reducir la presión fiscal sobre los ciudadanos es en esta situación una cuestión de supervivencia.
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Sin restar ni un ápice de mérito a su gesto de resistencia, de esperanza, de resurrección para el Partido Socialista, desaparecido tras las fauces de Moncloa, hay que decir sin embargo que se trata de una rebaja fiscal muy modesta. Son en total 150 millones de euros, solamente un 3,6% de la recaudación y un ahorro promedio de 111 euros por contribuyente en todo un año. Migajas. Esos 150 millones de euros es lo que tiene presupuestado Adif para la remodelación de la línea ferroviaria Xátiva-Alcoi, de 63 kilómetros.
Con los niveles de inflación que padecemos, ni siquiera está claro que fuera suficiente con una rebaja del 5%, simultánea por parte de las administraciones regional y nacional, para que comenzase a surtir el efecto macroeconómico de deflactar la recaudación.
Menos da una piedra, pero la alegría dura poco en la casa del pobre y doña Cicuta ya ha salido a advertir que rebajar impuestos equivale a “recortes”. La portavoz del gobierno se ha referido en tono amenazante a “recursos” que supuestamente van a faltar. Elevemos el nivel del discurso, si es que es posible, y hablemos de descapitalización del Estado.
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Expliquemos primero a Isabel Rodríguez que el Estado es ese bote que ponemos los ciudadanos para pagar entre todos servicios y estructuras, de manera que todos nos los podamos permitir. Discúlpenme la obviedad de recordarle a la de Abenójar que el Estado lo pagan los contribuyentes. Y subrayemos que, por tanto, la vía más rápida para descapitalizar el Estado es descapitalizar a los contribuyentes, que están sufriendo ya un calvario de autorrecortes y que se quedan, con los precios disparados y fuera de control, sin recursos.
Doña Isabel, llevamos ya meses descapitalizándonos a un ritmo que asusta. No hay más hebillas en el cinturón. Y llega el invierno. La medida de Ximo Puig es solo la grieta por la que debe abrirse paso una rebaja seria de los impuestos. La OCU está instando al gobierno a eliminar los que cargan alimentos y energía. Que empiecen por ahí. Que sigan por IRPF y Patrimonio. Hacienda bate récord histórico de recaudación, 22.000 millones más, entre enero y julio, que el año pasado. Nos lo podemos permitir.
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Y comiencen a eliminar a los más de 700 asesores que parasitan el Ejecutivo, topen (perdonen el palabro) ministerios (¡22!), vicepresidencias (¡3!) y secretarías de estado (¡nada menos que 30!). Bendito sería ese recorte, el de la sangría de descapitalización de España.
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