Comienzo por lo último. Por fin los líderes europeos alcanzaron ayer el acuerdo definitivo (eso creo) sobre el Marco Presupuestario de la UE 2021-27 ... y el Fondo de Reconstrucción para hacer frente a la pandemia. El primer pacto se alcanzó en julio, luego vino la ratificación del Parlamento Europeo, pero los eurodiputados incluyeron unas cláusulas sobre el mecanismo del Estado de Derecho que no gustaron a Polonia y Hungría. Desde entonces estos dos Estados miembros han estado bloqueando la adopción definitiva hasta ayer por la tarde. Queda así despejado el camino para, una vez presentados los planes y proyectos por cada uno de los países, y aprobados por Bruselas, comience a llegar el dinero del citado Fondo de Reconstrucción a partir de julio de 2021, es decir, un año después de que los máximos mandatarios de la UE aprobasen el acuerdo inicial. Ya entonces avisé, y perdón por la autocita, que el camino se presentaba tortuoso y que eso que anunciaba el presidente del Gobierno, en el sentido de que los 140.000 millones de euros que ha preasignado a España la Comisión Europea iban a llegar rápidamente, no sería así. El tiempo ha terminado por confirmarlo.
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Una parte significativa de ese dinero debe ir destinado a financiar proyectos y planes relacionados con la transición ecológica, la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Por cierto que mañana se cumplen cinco años desde que se alcanzó en la capital francesa el famoso Acuerdo de París, con el objetivo, entre otros, de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y poner topes al incremento de las temperaturas. Desde entonces ha llovido mucho y se ha hecho bastante poco de lo que se estableció en ese texto, debido sobre todo a la llegada de Trump al poder, un año después del éxito de París, que sin duda lo fue.
Precisamente uno de los problemas que se plantearon en los debates de la capital francesa fue la necesidad de encontrar un equilibrio entre la lucha contra el cambio climático y el aumento de la producción de alimentos para hacer frente al crecimiento de la población mundial. Y en este último asunto nos referimos siempre a los 1.400 millones de chinos, sin acordarnos de que la India tiene también más de 1.400 millones de habitantes, en concreto a fecha de ayer eran casi 1.404, de los 7.853 de todo el mundo. Y, justamente en este país, con capital en Nueva Delhi, han tenido lugar grandes manifestaciones de los agricultores y ganaderos para protestar por la grave situación que atraviesa este sector y para llamar la atención sobre el hambre que hay allí. Clima, alimentos y hambre: tres grandes retos.
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