Saca de patatas en plena campaña de recogida.

¿Foco de contagio? Así viven los temporeros salmantinos

“Llevamos mascarillas, cada uno llevamos gel, viajamos pocos en furgonetas... no es fácil”, explica | A diferencia de en otros sitios, en Salamanca tienen casa

Jueves, 30 de julio 2020, 10:15

Decía este lunes el ministro Luis Planas que ha hecho una llamada a comunidades y ayuntamientos para que dispongan de alojamientos “dignos” para los trabajadores temporeros. En el caso de Salamanca la asistencia a temporeros la realiza desde hace una decena de años la Diputación, en colaboración con Cruz Roja y Cáritas, y el perfil de los temporeros que acuden ahora a esta provincia no hace necesaria, al menos de momento, su intervención. Como señaló la diputada Eva Picado, responsable de este dispositivo, se han puesto en contacto con los temporeros pero si bien otros años requerían alimentos -sobre todo infantiles- o pañales, este año no han solicitado nada.

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Tiene que ver que son pocos, apenas medio centenar y que a diferencia de hace diez años cuando llegaban al millar y acampaban en zonas de Huerta, Villoria o Babilafuente, ahora son rumanos que viven en España casi todo el año y residen en casas alquiladas en los pueblos de la zona: algunos son tan habituales que tienen hasta casa ya en propiedad.

El número puede variar por semanas en función de los contratos aunque cada 15 días actualiza los datos la Diputación y a fecha de hoy siguen siendo los alrededor de 50 contabilizados en los primeros diez días de junio y que residen en Cantalpino, Villoria, Babilafuente y Machacón. Otros se desplazan diariamente desde Nava del Rey (Valladolid) para trabajar en Salamanca en la patata y no les importa realizar los alrededor de 40 kilómetros que les separan de Cantalpino. Marius es el encargado de este grupo que forman una veintena de personas y que tienen contratos con agricultores de Salamanca que prefieren sacar la patata a mano, sobre todo ahora en sus inicios, para que no se dañe. Su grupo vive en España, hace la temporada de patata pero también del viñedo o ajo y vuelven a su país prácticamente en Navidad, por lo que han pasado aquí el confinamiento. Igual ocurre con los que tienen vivienda alquilada en los municipios salmantinos, que en su mayoría vienen de realizar la campaña agrícola de la patata en Sevilla. Aquí ya tienen cerrados alrededor de 70 contratos con agricultores.

Aunque los temporeros “charros” sí están acostumbrados a España, este año sufren las consecuencias de las medidas adoptadas por el COVID, sobre todo, dice Marius, por tener que llevar las mascarillas en el campo en días de tanto calor. “Las llevamos aunque hay gente que soporta muy mal tener que trabajar así; además intentamos mantener la distancia, cada uno llevamos gel, viajamos pocos en las furgonetas... No es fácil”, dice Marius.

De todas las campañas que realizan, la de la patata es la más dura, y especialmente este año. Cobran ente 0,02 y 0,03 euros por kilo recogido y trabajan 4 horas al día, las de menos calor. “No tenemos estudios y no podemos trabajar más que en esto”, dice Marius.

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