La tradición matancera sigue viva en El Cabaco

La mañana del sábado dejó en la localidad de El Cabaco el aroma y el sabor de una tradición muy arraigada en estas fechas en los municipios de la Sierra de Francia. La matanza tradicional congregó a cerca de un centenar de personas de todas las edades que no quisieron perder detalle de un proceso artesanal que sigue pasando de generación en generación.

El alcalde, José Antonio Sánchez, recalcó la importancia de esta cita “de mantener esta tradición que, al poco de entrar en la Corporación Municipal, decidimos empezar a hacer y que cada año atrae a más gente, y que no deja de ser una cosa muy nuestra y típica”. Un proceso que, sobre todo, llama la atención de los más jóvenes: “Sí, para muchos de ellos es la primera vez que ven cómo se hacía la matanza antiguamente y que se está perdiendo poco a poco en todos los municipios”, lamentaba el regidor municipal.

El grupo de matarifes, junto con el tamborilero local, Agustín García, entraron con gran expectación en la plaza junto al protagonista indiscutible de la jornada: el cerdo. Un ejemplar que alcanzó un peso de 17 arrobas —casi 195 kilos—, siendo una pieza de gran tamaño y que obligó a que varios vecinos tuvieran que colocarlo sobre la madera para proceder al chamuscado. En este paso, El Cabaco mantuvo la tradición de hacer el quemado con helechos secos y, una vez finalizado, comenzó el raspado del animal.

Posteriormente, el grupo de voluntarios se afanó en las tareas de despiece con una gran facilidad y dominio del proceso, mientras que la maestra de ceremonias, Doña Vicenta, una peculiar marioneta tras la cual se encontraba el actor mirobrigense Daniel Gómez, iba detallando todo lo que acontecía en el ágora. La posterior subasta y una degustación de chichas con huevos fritos culminaron la jornada.

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