Los salmantinos ‘sospechosos’ de COVID-19, obedientes y sin necesidad de multas
La Junta establece sanciones de 60.000 a 600.000 euros a quienes se salten el aislamiento domiciliario, pero la rastreadoras confirman que los salmantinos “se portan bien y no ha hecho falta recurrir a eso”
Jueves, 30 de julio 2020, 21:47
Los salmantinos que han sido aislados por estar en contacto con algún positivo COVID “se portan de forma responsable”, según confirman las propias profesionales que ejercen esta labor en la provincia.
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A diferencia de otras comunidades en las que ha sido necesario recurrir a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para obligar a los ‘sospechosos’ a permanecer en casa –bajo apercibimiento de multa de 600.000 euros- en Salamanca no ha sido necesario llegar hasta ese extremo, aunque señalan que “siempre hay gente que es más polémica”.
El reciente Decreto Ley de la Junta establece multas de hasta 60.000 euros para los contactos en aislamiento domiciliario que salgan a la calle, y de 600.000 euros para los positivos confirmados que también se salten el confinamiento de forma reiterada.
Las rastreadoras procuran obtener un teléfono fijo de los contactos para que al llamarles cada día tengan la certeza de que están en casa y no se han saltado el aislamiento.
Uno de los escollos a la hora de trazar cada caso es averiguar dónde se ha podido contagiar. Según los datos del Instituto de Salud Carlos III, uno de cada tres contagiados en Castilla y León no tiene ningún contacto positivo conocido. Es decir, ni se imaginan dónde pueden haberse infectado, y eso es un problema.
Por otra parte, las rastreadoras de la Región obtienen entre 1 y 6 contactos de riesgo por cada nuevo positivo al que entrevistan. Son cifras altas si se tiene en cuenta que esta estadística acumula datos desde el 10 de mayo y que Castilla y León fue la última comunidad en salir de la desescalada. Mientras que otras regiones ya permitían reuniones, en Castilla y León –y por ende en Salamanca- los únicos contactos se limitaban a quienes vivían en un mismo hogar o las salidas para hacer la compra y pasear al perro. Las posibilidades de estar en contacto con otras personas eran muy inferiores. Aún así, las rastreadoras están tirando del hilo para sacar más nombres por cada caso, aislarlos y evitar brotes.
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