Mariano Barbacid, durante un congreso científico celebrado en Salamanca. Archivo

La Sanidad, en pie de guerra por el veto del Gobierno a las farmacéuticas

El Congreso aprueba un dictamen para prohibir que la industria financie congresos, becas e investigaciones | Los científicos se preguntan cómo se compensarán esos fondos

Domingo, 26 de julio 2020, 09:23

Las sociedades científicas y los foros sanitarios alertan de que la sanidad española puede venirse abajo si el Gobierno continúa adelante con su propósito de prohibir que la industria farmacéutica pueda financiar la congresos, becas y proyectos de investigación.

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El Pleno del Congreso de los Diputados ha aprobado un dictamen para la reconstrucción tras la era COVID y entre los puntos incluidos destaca el que insta a “tomar medidas para la financiación pública de formación continuada de los profesionales sanitarios a cargo de las administraciones públicas, y para investigación independiente, divulgación/educación sanitaria y patrocinio de actividades de asociaciones de pacientes. Se prohibirá la financiación de estas actividades, directa o indirectamente, por la industria”.

Buena parte de los congresos científicos y cursos de formación cuentan con el patrocinio de las empresas del sector. En algunos casos son organizadores, en otros casos invitan a los profesionales a participar, pagan sus gastos, etc. Esto se puede interpretar como una forma de influir para que en el futuro esos médicos o científicos se sientan en el compromiso de utilizar esa marca en su trabajo.

Los responsables de los institutos de investigación salmantinos consideran que “está en cada profesional mantener su independencia” y aplauden que puedan marcarse reglas comunes para que esté muy claro en qué contexto se puede recibir una ayuda y para qué, pero que en ningún caso se corten estas ayudas.

El doctor Martín Moreiras, cardiólogo del Hospital, se ha mostrado indignado con esta polémica en redes sociales. Moreiras explica a este diario que “existe el modelo americano, en el que todos los gastos del congreso los paga el propio participante, pero es que allí nada más terminar la carrera ya ganan 1 millón de euros al año, y un cardiólogo con nuestra formación puede cobrar 4 millones. Con esos sueldos te puedes permitir 1.200 euros por un congreso, pero cuanto tu salario base son 1.670 euros...”, ironiza.

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Los especialistas aseguran que las sociedades científicas ‘quebrarían’ puesto que subsisten, en gran medida, con financiación privada.

Los ensayos clínicos son otro de los pilares de la inversión de la industria. El director científico del IBSAL, Rogelio González, puntualiza que “detrás de los ensayos está siempre la industria, pero porque sabe que va a tener un retorno. El Remdesivir, por ejemplo, se va a pagar y bien. Pero esto va más allá de los ensayos. Se trata de los contratos que hacen con universidades y con médicos para potenciar la investigación en un determinado campo, las becas propias que lanzan... Quiero creer que el Gobierno va a potenciar la convocatoria de proyectos conjuntos entre industria e institutos”.

Por su parte, el director del Centro de Investigación del Cáncer, Eugenio Santos, coincide en la importancia de que la industria “no determine lo que deben hacer los investigadores” y entiende que “financiar congresos o programas de formación es una manera de influir”, pero apuesta que el resultado final de este proyecto no será tan determinante como parece.

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