Oficina bancaria cerrada en Salamanca. GUZÓN

El año más negro para la pérdida de oficinas bancarias en Salamanca

El declive empezó en 2008, pero nunca se había superado la treintena | El cierre implica la pérdida de decenas de empleos

M.D

Miércoles, 11 de mayo 2022, 22:15

Era una sensación, pero ahora las cifras oficiales lo han constatado: 2021 ha sido el peor año desde que hay registros para las oficinas bancarias en la provincia. El balance del año pasado constató el cierre de 41 sucursales en Salamanca, una cifra jamás vista hasta la fecha.

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La menor presencia física de las entidades financieras en las calles de los municipios salmantinos comenzó en 2008, con la anterior crisis económica. Desde entonces todos los años habían acabado con la pérdida de oficinas, que variaba generalmente entre una decena y una treintena menos. Sin embargo, en 2021 se alcanzó un nuevo récord negativo con 41 menos.

El último informe del Banco de España refleja que, a 31 de diciembre, Salamanca contaba únicamente con 157 sucursales, cuando un año antes disponía de 198. En comparación con 2008, cuando comenzaron los cierres masivos, ha perdido más de la mitad de las oficinas, ya que entonces superaba las 400.

Las fusiones acordadas en el sector financiero en los últimos años habían iniciado la pérdida de oficinas bancarias, a lo que ahora se ha sumado una apuesta decidida por la digitalización. La pandemia ha elevado las operaciones a través de internet con los clientes, por lo que las entidades han potenciado más este apartado, en detrimento de la atención presencial, lo que perjudica a los mayores, un segmento de la población poco habituado al uso de las nuevas tecnologías.

El cierre de oficinas representa un grave problema en el medio rural especialmente, debido a que los ciudadanos tienen que desplazarse a otras localidades, a veces hasta decenas de kilómetros, para poder hacer gestiones. Por eso las administraciones han tenido que intervenir. Cada vez son más los ayuntamiento que han dado el paso de poner un cajero automático con el que dar servicio a los vecinos. Incluso la Diputación ha puesto un marcha un plan que habilita cajeros en los bibliobuses.

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El problema no solo atañe al servicio a los clientes. La oleada de cierres también ha provocado una importante reducción de las plantillas de trabajadores de los bancos. La pérdida de personal, según los mayores, redunda en un peor trato hacia ellos, ya que los empleados disponen de menos tiempo para dedicarles. Los números avalan esta postura, ya que de los 4.800 trabajadores que tenían las entidades financieras y aseguradoras en 2008 en Salamanca se ha pasado a menos de 2.500, según la Agencia Tributaria. Solo el cierre de las 41 oficinas habrá implicado la pérdida de decenas de puestos de trabajo el año pasado.

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