Sánchez en su jugo

Viernes, 12 de junio 2020, 05:00

Pedro Sánchez se ha visto metido de sopetón en dos de esas operaciones que tanto le gustan. Se trata de situar a Nadia Calviño como ... presidenta del Eurogrupo y a Arancha González Laya como directora general de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Pero, vayamos por partes. Se pongan como se pongan, los Gobiernos de Sánchez y de Iglesias llegaron tarde a la entrada de la crisis provocada por el coronavirus y, visto lo que está sucediendo en los países de nuestro entorno, también van a llegar tarde a la salida. El problema no es que ellos vayan a remolque de los acontecimientos, sino que los que pagamos las consecuencias somos los ciudadanos. Aunque la emergencia sanitaria no ha desaparecido, lo que se hace notar en estos momentos es la crisis económica. Lamentablemente esto no ha hecho más que comenzar. Lo dijo muy clarito la OCDE en su informe del pasado miércoles, que aventura una contracción del PIB durante este año del 11,1 por ciento en situación normal y del 14,4 por ciento en caso de rebrote.

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El apoyo europeo para hacer frente a esta situación va a tardar unos cuantos meses en llegar. Ese “dinerín”, que todavía no está aprobado (deben hacerlo la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno y el Parlamento Europeo), no aterrizará por aquí hasta el año que viene. Ese es el punto primero. El segundo es que habrá condiciones que cumplir. Y ahí entrará en juego la supuesta ortodoxia económica de la vicepresidenta Nadia Calviño, a la que la dimisión como ministro y, por lo tanto, como presidente del Eurogrupo, (los ministros de Economía de la Zona Euro) del portugués Centeno, sitúa como candidata para este puesto. En La Moncloa han entrado en ebullición, claro está. Si Calviño terminase presidiendo el Eurogrupo aumentaría el peso de España en el reparto del poder europeo. Pero eso impondría también algunas obligaciones, como, por ejemplo, explicar que Nadia forma parte de un Gobierno que en realidad son dos, en el que también esta Pablo Iglesias, que representa justo lo contrario de lo que defienden los miembros más ortodoxos del Eurogrupo. En Bruselas y en el resto de las capitales lo miran con lupa

Por otro lado, Pedro Sánchez quiere situar a González Laya, la ministra de Asuntos Exteriores, al frente de la OMC. Otra dimisión anticipada, en este caso del brasileño Azevedo, ha dejado ese cargo vacante un año antes de que finalizase su mandato. Pero, para lograr este objetivo, Sánchez y Laya deberían conseguir primero el aval del resto de los socios de la UE, que suelen presentar una candidatura conjunta. ¿Lo lograrán? ¿Conseguirá Sánchez esos dos puestos? De momento, está en ello, entretenido con lo que más le gusta: la política internacional, siempre con vistas a su futuro personal.

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