Visto lo visto con el problema de las “okupaciones” va a ser cuestión de crear una empresa para proporcionar “okupas” de confianza. Me explico. Si ... alguien dispone de un piso o finca en la que no está habitualmente, corre el riesgo de llegar un día y que el sacrosanto derecho a la propiedad privada haya saltado por los aires porque unos individuos se hayan apropiado del bien en cuestión, sin posibilidad de desalojo a corto plazo. Con el fin de prevenir esta situación y adelantarse a esta posibilidad se puede buscar un “okupa” de confianza entre familiares y amigos. Se llega a un acuerdo con ellos y ya está. El único riesgo que se asume es que luego “salgan ranas” y se conviertan en “okupas” normales. Por eso tienen que ser de mucha confianza. Rizando ya el rizo, brindo la idea de constituir una empresa que cuente con una base de datos y una relación de “okupas” de garantía y de cabecera, para proporcionar servicio a los propietarios que se encuentren preocupados por la situación de sus inmuebles. Todo lo anterior puede sonar a broma, pero tal y como se están poniendo las cosas me parece una alternativa de sentido común. Un ejemplo: por un lado, se dispone de un piso que está vacío y en riesgo de “okupación” y, por otro, un familiar o conocido se quiere independizar y salir de la casa de sus padres en estos momentos, a pesar de la que está cayendo. Pues nada, cesión del apartamento a cambio de los gastos o de un módico alquiler y ya está. Las dos partes salen beneficiadas. El lema podría ser: “ponga un ‘okupa’ de confianza en su vida y en su piso”.
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El otrora sacrosanto respeto a la propiedad privada ha saltado por los aires, algo que no debe extrañar, a la vista de lo que pasa con la Constitución, por ejemplo. Llevamos unos cuantos años, tanto con Rajoy y con Montoro, como con Sánchez y Montero, que los Gobiernos de turno se saltan a la torera la obligación de presentar en las Cortes el proyecto de Presupuestos del Estado el 30 de septiembre como muy tarde. En esta ocasión también han incumplido este mandato constitucional. Si el Ejecutivo se pasa por ahí mismo la Carta Magna, que se puede esperar de los demás. Los últimos ataques al Rey por parte de algunos miembros de este Gobierno de coalición son otro vivo ejemplo de lo poco que los importa la legalidad. Pero hay una explicación a esta actitud: tengo para mí que Sánchez lo que quiere de verdad es “okupar” la Jefatura del Estado y ser presidente de la República, aunque, visto lo visto, tampoco le importaría ser Rey.
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