La desidia de Planas

Viernes, 31 de enero 2020, 04:00

La desidia del ministro Luis Planas durante el año y medio largo que lleva en el cargo ha sido la gota que ha colmado la ... paciencia de agricultores y ganaderos. Lo sucedido el miércoles en Don Benito y las protestas que tuvieron como escenario la provincia de Jaén y capitales de Castilla y León ayer han sido noticias de portada y de pronto en la ciudad han descubierto que el campo tiene problemas. De acuerdo con el calendario que manejan las organizaciones agrarias, esto no ha hecho más que comenzar y las movilizaciones continuarán. Hacía mucho tiempo que no se vivía una situación de malestar tan grande en el sector agrario español debido a la confluencia de una serie de factores, que, evidentemente no son responsabilidad total del actual ministro de Agricultura. Pero sí lo es que lleve mirando para otro lado desde que asumió el cargo y esté desaparecido.

Publicidad

En resumen, su actitud de pasotismo, que es la marca de la casa. Si las movilizaciones tuviesen lugar en una sola región cabría la posibilidad de echar la culpa al consejero de turno. Pero no es así, porque las protestas tienen carácter general y están recorriendo toda la geografía española.

Ahí van algunos ejemplos: Planas pasó olímpicamente ante la situación catastrófica que se vivió en Castilla y León el año pasado, con especial incidencia en Salamanca y Avila, negándose incluso a utilizar la palabra sequía y a convocar durante varios meses la correspondiente Mesa con las organizaciones agrarias; tampoco atendió las peticiones que llegaban desde la Consejería de esta Comunidad Autónoma. La crisis de precios del olivar se prolonga desde hace más de quince meses, sin que en el Ministerio se hayan dado por enterados hasta finales del año pasado. En el caso de los cítricos, la caída de precios comenzó en octubre de 2018, pero hasta marzo de 2019, casi seis meses después, Planas no convocó al sector para analizar lo que estaba pasando. Y así se podrían continuar desgranando casos.

También hay que mirar a Bruselas y a los acuerdos comerciales con países terceros, a las mayores exigencias en materia medioambiental y de bienestar de los animales. Todo ello provoca un incremento de los costes y reduce el margen de rentabilidad de las explotaciones agrarias, lastradas por los bajos precios en origen. Es verdad que agricultores y ganaderos tienen fama de llorones y de estar siempre quejándose. Sin embargo, la situación actual en el campo es más que preocupante con carácter general. Y no se pueden hacer oídos sordos a lo que pasa y mirar para otro lado, poniéndose de perfil como hace Luis Planas. La respuesta a este malestar no pueden ser palos como sucedió el miércoles en Extremadura. Planas verá si aparece. Para remate, esta noche toca el Brexit.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad