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Óscar César Alvariño Belinchón avanza en la talla del medallón en su andamio de la Plaza Mayor. LAYA
Alfonso IX emerge en la Plaza Mayor

Alfonso IX emerge en la Plaza Mayor

El escultor Óscar César Alvariño avanza en la talla del medallón del impulsor de la Universidad junto a Ignacio Villar. LA GACETA es la primera en pisar su andamio, el sancta sanctorum del arte en el que se respira historia en proceso

B. H.

Salamanca

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Lunes, 22 de mayo 2023, 10:38

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Entrar en el andamio cerrado de la Plaza Mayor en el que Óscar César Alvariño talla el medallón de Alfonso IX junto a su compañero Ignacio Villar es como pisar el sancta sanctorum del arte. Es respirar historia en proceso. Somos los primeros que «profanan» el refugio de los artistas que llevan tres semanas trabajando con la piedra del monumento histórico-artístico de carácter nacional. A la izquierda, el boceto en yeso del rey al que se considera fundador de la Universidad salmantina. Una figura pensativa, sobria, compacta, con la cabeza luminosa, de claroscuro y quietud, según la define su propio autor y ganador del concurso nacional que promovió el Ayuntamiento para ampliar el repertorio de medallones.

A la izquierda empieza a emerger su réplica de la piedra colocada hace 267 años. Alfonso IX surge de la pieza gracias al sistema de puntos que traslada la profundidad del boceto al sillar, un proceso tan minucioso como antiguo. «Es un trabajo de precisión, pero con un componente artístico fundamental», reseña Alvariño, mientras Villar mueve el redondel que contiene una especie de punzón del sistema de puntos. «Destaca la parte que te interesa y la marcas con un lápiz. Una vez que se traslada a la piedra, haces un círculo para saber que está marcado. El resto es como los pasatiempos: siga usted la línea de puntos», bromea Villar, aunque ni de lejos parece tan sencillo. Después Alvariño coge la maceta, la gubia, el cincel o la lengua de gato y comienza a tallar con precisión y sin perder de vista el boceto. «Nos hemos encontrado una piedra que no tiene el grano muy fino, pero que está bien. No tiene muchas manchas de color, algo que es positivo porque suelen ser zonas más duras e irregulares. En este aspecto la peor piedra fue la del medallón de Fernando VII», relata el artista, que con esta efigie ya serán siete los medallones que ha tallado en la Plaza Mayor.

Imagen principal - Alfonso IX emerge en la Plaza Mayor
Imagen secundaria 1 - Alfonso IX emerge en la Plaza Mayor
Imagen secundaria 2 - Alfonso IX emerge en la Plaza Mayor

Se nota la complicidad con Villar, que esta vez ejerce de ayudante después de tallar junto a César Valle a Amadeo de Saboya, mientras que su padre, Damián Villar, fue el autor de Vasco de Gama. «La comunicación entre nosotros es fundamental», continúa Alvariño mientras su mirada salta del yeso a la piedra, maceta y cincel en mano. «Nos conocemos desde el año 1985 cuando coincidimos en Ávila y desde entonces hemos colaborado mucho». En cuanto a la técnica, confiesa que no ha cambiado de forma notable en los últimos siglos, «son hasta las mismas herramientas». Codo con codo de 9 de la mañana a 9 de la noche descubren la efigie de rasgos atractivos. «Al final te inspiras en tu familia, en las personas que te rodean para definir las caras», explica el autor, que no prevé moverse de Salamanca hasta que acabe el trabajo. Descarta incluir algún guiño actual. «Los pliegues inventados ya son máxima actualidad», zanja, dejando entrever que no le gustan incursiones como la del astronauta en la fachada de la Catedral Nueva.

Estos días algunas viviendas que están justo encima del nuevo medallón están en plena reforma y el camión de los materiales no para de hacer ruido justo a su lado subiendo y bajando ladrillos. «Cuando nos dejan solemos poner música», relata Alvariño, protegido por el sol con una gorra y del frío con un polar, todo de tonos arena como la propia Plaza. Han tenido suerte porque solo han sufrido una semana de fuertes temperaturas. Aún así les cubre un pequeño toldo y, si llueve, tienen una lámina de policarbonato. Punto a punto trasladan el boceto a su destino dentro del ágora en el pabellón de Petrineros. Mientras, al otro lado del aglomerado los turistas se toman café ajenos a que a su lado se hace historia de Salamanca. «Somos conscientes de que vamos a formar parte de la historia de esta ciudad», asume Alvariño, al que le gustaría que la Universidad se hiciera más eco del medallón y que le tomara «cierto cariño».

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