La ceguera, la otra consecuencia del 'covid de las vacas'

La enfermedad hemorrágica epizoótica -EHE-, conocida como el «covid de las vacas» y que no se contagia al hombre ni de vaca a vaca, continúa haciendo estragos en la provincia de Salamanca. A pesar del alto número de animales que ha pasado la enfermedad, siguen las muertes de ejemplares en las explotaciones y los tratamientos a las reses.

Si en la mayoría se manifiesta la enfermedad en debilidad o imposibilidad para comer, se están dando casos de ceguera en vacas como secuela. Le ha ocurrido, entre otros al ganadero Ramón Guarido. En su caso afectó así a dos de sus vacas y una de ellas, después del tratamiento, murió, y la otra ciega sigue con la enfermedad.

Ganaderos consultados por este periódico advierten de que la ceguera que produce la enfermedad en las vacas es una de las consecuencias peores porque dificulta el tratamiento de los animales. Los ganaderos con casos se ven obligados a conseguir que animales ciegos consigan entrar por la manga para poder curarlos allí y así día tras día. «Sabes que si no lo haces, morirá de hambre y de sed y por eso, otro día más, vuelves a luchar por ese animal que no tiene culpa de nada y por los demás que están más o menos igual», señala uno de los ganaderos afectados. Si no mueren antes, los animales suelen mejorar si se hacen curas con suero fisiológico en profundidad y con medicación oftalmológica.

También ahora hay casos de animales que estuvieron sin comer y que después de tres semanas de haberse recuperado vuelven a tener problemas de movilidad.

Lucha por la vida del ternero «Calcetines», que nació con EHE, el ganadero Juan Luis Martín Sevillano. El sábado le dio casi por muerto. El calor intenso de estos días dificulta además la recuperación de animales enfermos y ayuda a mantener activo al mosquito transmisor de la enfermedad, del género culicoides.

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