Hombre con muletas al lado de una silla de ruedas ARCHIVO

La experiencia de dos salmantinos con ayuda a domicilio: “Me quita los dolores”

Ana y Francisco, que disponen de una movilidad muy reducida, reciben un servicio de fisioterapia en sus propias casas

Domingo, 27 de febrero 2022, 20:00

Con 50 años, Ana María González Laso, apenas puede salir de casa. Lleva más de la mitad de su vida enferma. Aunque vive en un primero, su artritis reumatoide combinada con la falta de ascensor convierten en un reto salir a la calle. “Camino con dificultad”, comenta señalando que su relación con el exterior es a través de redes sociales, como Facebook y Whatsapp. Es usuaria del servicio de ayuda a domicilio desde hace siete años. Recibe 58 horas al mes. “Me duchan, me friegan, me hacen la compra o recoge el pedido,... A veces me hacen incluso la comida”, explica apuntando que su madre tiene 77 años y tampoco puede prestarle toda la ayuda que necesita.

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Es una de las beneficiarias del servicio de fisioterapia que se incluye entre las prestaciones de atención a las personas dependientes del Ayuntamiento. Tras un parón de varios meses y aunque solo recibe media hora de tratamiento a la semana, Ana María se muestra muy agradecida porque con ella le “quitan los dolores”.

Ayer la fisioterapeuta volvió a la casa de Francisco Javier Santos. Desde finales del año pasado, se había producido un parón en la prestación y ayer Rocío regresó a su casa para prestarle la rehabilitación que le quita parte de los dolores que sufre. A sus 70 años, padece una enfermedad de las calificadas como raras que le ha perseguido desde la infancia y que le ha afectado a la movilidad. “En la silla de ruedas, cojo unas velocidades que superó a Fernando Alonso”, bromea. Asegura que es usuario de la ayuda a domicilio prácticamente desde que el Ayuntamiento comenzó a ofrecerla. Explica que, de los nuevos servicios que se han incluido en los últimos años, en los servicios de atención a la dependencia que presta el Ayuntamiento, como podología y peluquería, está “aprovechando” lo que necesita, la fisioterapia. Su dependencia no se deriva tanto de su edad como de la paraparesia espástica progresiva que le han diagnosticado los médicos. “Cuando era bebé me vino una fiebre muy alta y desde muy pequeñito andaba de puntillas, como los bailarines. Investigaron y le dijeron a mi madre que eran secuelas postpoliomielíticas”, recuerda. Sin embargo, asegura que, pese a sus problemas de movilidad, a lo largo de su juventud practicó muchos deportes, como baloncesto y balonmano. “El hecho de que el equipo de Salamanca quedásemos primeros no era porque fuéramos buenos sino porque éramos los más brutos”, narra considerándose uno de los deportistas con discapacidad pioneros en Salamanca. Además de la ayuda a domicilio, Francisco Javier cuenta con apoyo constante de una cuidadora que vive en su casa. Ante el aumento de las cuotas, en 2016 optó por reducir las horas de ayuda a domicilio que recibía y esta mujer comenzó a apoyarle en las tareas domésticas.

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