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Vivimos el infortunio de «llamarse autónomo», parafraseando la novela de Oscar Wilde y su doble sentido homófono.
Autónomo significa soberano, libre, independiente y también significa ciudadano invisible para los que sustentan el discurso lastimero del trabajador por cuenta ajena y su tendencia a instaurar el imperio proletario.
Estos últimos días y después de la entrada en vigor del R.D. 2/2024 de 21 de mayo se ha venido anunciando, por la maquinaria del Estado, a bombo y platillo, a través de auténticas «fake news», la idea de que «todo» ciudadano mayor de 52 años con dificultad de encontrar empleo, iba a poder cobrar una paguita de 480€ mensuales como puente entre la imposibilidad de acceder a un trabajo y la jubilación a los 67 años y pico.
Tener en este país entre 60 y 67 años y querer acceder al mercado laboral es sinónimo de «entidad espectral» que deambula entre ambos mundos, al más puro estilo platónico. En el mundo real, capitalista y proletario, es tan sólo un bulto, un ser invisible que, habiendo sido descarnado por años de esclavitud laboral o de fragor emprendedor, carece de jugo y zumo, de energía y salud, de imagen y empuje. Sin embargo, en el mundo de las ideas estas personas son abuelos, padres, tíos, sabios herederos de conceptos tales como el honor, la disciplina, el esfuerzo, la constancia, la solidaridad y la autonomía. Seres soberanos, libres e independientes.
Pero ¡ay amigo! si, además de estar aún vivo, cometiste la imprudencia de optar por trabajar para ti y tienes esas edades, entonces NO HAY PAGUITA, no hay respeto porque no formas parte de la élite proletaria, de capacidades especiales, de género, de presidio, de migrante o de exiliado. Eres un trozo de carne sin ojos que, rechazado por la cobertura de las «eseeses», no «importass» a nadie.
Así que ciudadano autónomo recalcitrante, si no has cotizado 6 años en el merendero del milagro de la nómina, no hay nada para ti. De poco sirve que hayas sido soldado con galones por la cara (mili), ni ama de casa engañando a sus hijos para que sean ciudadanos de bien, ni abogado de oficio durante 25 años cobrando una miseria del Estado sin que figure ni una hora de cotización, ni haber cotizado a una mutualidad no sé cuántos años por imperio de la Ley.
Si no has cotizado 6 «añetes» por cuenta del bolsillo ajeno, estás desamparado. De nada te han servido los 300 y pico pavos mensuales que les has sacado de la boca a tus hijos, de nada te sirve haber estado enfermo y no cobrar un duro, de nada te sirve no haber recibido ninguna ayuda cuando tu autoempleo se fue al traste por los giros del «titán capitalista», de nada te sirve haber estado embargado y hasta las cejas por no poder pagar el sello y no presentar obligaciones formales. No hay paguita para ti, ni trabajo, ni respeto.
Son ustedes un trozo de madera a la deriva aprendices de mendigos y opositores a ladrones. Desde este ojo que observa.
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