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Viernes, 20 de septiembre 2024, 23:26
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A Pablo Aguado, bajo el imponente marco de la fachada la Universidad el pasado lunes, le picaba la curiosidad de saber cómo era un triunfo en Salamanca, que calificó de muy torero. Ayer esa ecuación quedó despejada con la oreja que cortó a cada uno de sus toros. «Ha habido momentos muy especiales», le confesaba a su apoderado Fran Vázquez mientras se enjugaba el rostro, con Diablito ya camino del desolladero. «Por la mano derecha ha habido momentos en los que me he sentido de verdad», le seguía relatando la tarde, en la que confesó haber dado una de sus estocadas de la temporada.
«Lo he matado bien, de verdad, eh», le seguía relatando el matador de toros sevillano a su apoderado antes de dar la vuelta al ruedo con el segundo apéndice que le descerrajó por primera vez en su carrera la puerta grande de la plaza de toros de La Glorieta.
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