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TORO MEDIA.
Morante y Jorge Javier

Morante y Jorge Javier

Artículo de opinión de Javier Lorenzo publicada en el suplemento ‘Toros’ de LA GACETA

Sábado, 1 de octubre 2022, 12:22

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Me hubiera gustado escribir del apabullante éxito (léase como ironía) de la convocatoria lanzada por Pacma que avaló el nuevo ridículo de Jorge Javier Vázquez el sábado en Madrid, pero prefiero hacerlo de Morante. No vamos a darle al decadente presentador la publicidad que no merece ni se ha ganado. Solo el torero cigarrero en una tarde fue capaz de parar el mundo, de emocionar y despertar la sensibilidad de quien la tiene. Presumir de antitaurino no genera pasiones ni merece admiración.

Los taurinos le respetamos, aunque él no lo haga. Él no sabe lo que es el respeto porque no respeta lo que no le gusta. En la gran manifestación antitaurina convocada el sábado en la explanada de Las Ventas apenas se dieron cita dos mil acólitos antis. Ese fue su éxito. Hoy ya nadie se acuerda, porque nadie le prestó atención antes, durante ni después. Las voces no se escucharon ni el puente de Ventas ni treparon hasta Manuel Becerra. Seis días después seguimos hablando de Morante de la Puebla, tras su tarde histórica el viernes en Sevilla. Bastante más importante y meritoria. Y todo sin caer en el absurdo ridículo de las cifras. Sin urgar en esas dos mil almas que avalaron la propuesta. A esa minoría que vaticina el fin de la tauromaquia la asolan sus hechos. Y queda demostrado que la tauromaquia no es asunto, ocio, divertimento e incluso modo de vida de minorías.

Las dos mil del sábado unidas por Pacma contrastan con los seis cientos mil que se dieron cita en mayo en San Isidro. Por citar el mismo escenario. Morante llenó La Maestranza el domingo, once mil almas, y logró otro hito destacado. Hasta el viernes, en venta anticipada, estaban vendidas unas seis mil, tras la faena histórica del viernes en el festejo inaugural de San Miguel en Sevilla logró, en apenas dos días, concitar y despertar el interés de otros cinco mil para llegar a llenar el domingo los tendidos del Baratillo. No le hizo falta más plataforma que una tarde prodigiosa, con el lastre de que ningúna medio público le diera la dimensión que mereció la obra.

A la fuerza del toreo no le hizo falta ningún altavoz más allá del boca a boca a del aficionado para poner en valor una actuación memorable. Morante paró el tiempo, pisó los terrenos de fuego, cruzó las líneas que casi nadie se atreve a cruzar y creó una obra de arte maravillosa que traspasó fronteras. De repente, todo el mundo hablaba de Morante de la Puebla. De repente todo el mundo quería una entrada para sentarse en los tendidos del coso maestrante a la espera de ver un nuevo milagro del genial artista cigarrero. Esa es la fuerza real del toreo. Esa es su verdad y esa es su grandeza, pese a que muchos se pongan en contra, pese a que algunos no lo quieran ver. Y, sobre todo, pese a que algunos quieran vender una falsa realidad que no se ajusta a los hechos.

Solo falta que quien lo duda o quien lo pone en entredicho se hubiera dado un paseo por los aledaños de La Maestranza desde primera hora de la mañana del domingo. Y viera el ambientazo que, desde que desperezó el día, se generó. Y la repercusión en hoteles, bares, restaurantes... al reclamo de los toros. Y comparen al día siguiente, en el mismo lugar, ya sin toros por la tarde. O mejor, que pregunten la repercusión en la economía de los de los bares, de los restaurantes, de los taxis, de las tiendas, de los transportes... y cotejen con lo que generó la manifestación de antitaurinos que tuvo lugar el sábado en Madrid. Esa sí es una buena comparación. Y luego que sigan cayendo en la milonga antitaurina. En el ruedo y lo que genera fuera de él.

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