Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
No hubo sector más dañado ni perjudicado por el coronavirus que el de los ganaderos de bravo. No solo por no tener ingresos en un año sin apenas festejos, sino porque tuvieron que mandar gran parte de sus productos al matadero, donde el toro bravo tiene un valor irrisorio en comparación con la plaza, y porque además tuvieron que seguir gastando en la inversión de los animales de sus explotaciones para las campañas venideras. En el matadero, apenas reciben 300 euros por la carne de cada animal cuando en los espectáculos en plaza se pagan de 3.500 euros en adelante según la categoría del escenario y la cotización del hierro. En los cercados de las fincas de bravo ya pastan las cinco próximas camadas de añojos, erales, utreros, cuatreños y los que en 2021 serán cinqueños que no se pudieron lidiar este año. Vida a un lustro vista con un futuro cuanto menos desolador y sin saber qué sucederá. Si se van a dar toros y, si se dan, cuántos y de qué forma se celebrarán. Sobre ellos recae la responsabilidad de una tarea forjada a través de décadas para conservar, mantener y depurar el tesoro genético que está en sus manos, ahora con la asfixia de un sector roto y la explosión de una pandemia aún viva. En 2020, el año que el COVID-19 dinamitó la temporada y la hizo saltar por los aires, apenas lidiaron (al menos un toro o utrero) en los 106 festejos (corridas de toros, rejones o novilladas picadas) celebradas en España y Francia 14 ganaderías del Campo Charro, cuando en la campaña anterior lo hicieron 49. O lo que es lo mismo, los 930 cinqueños, cuatreños o utreros lidiados en aquel curso de la más que nunca añorada normalidad quedaron reducidos en 2020 a los 125 animales que se embarcaron en las fincas charras. Una diferencia de 805 reses que, o bien se enviaron al matadero o se han reservado para 2021, en el que ya se sumarán a las nuevas camadas que vienen por detrás. Todo eso supone un año más de cuidados, alimentación y posibles bajas. Un año sin ingresos mientras los gastos siguen. Un drama, una situación insostenible para cualquier empresa que hará que muchas ganaderías se queden por el camino o, en el mejor de los casos, reduzcan de manera drástica no solo la producción de sus vacadas si no también el número de reproductoras ante el incierto panorama que tienen por delante. “Mal que mal, un año lo podemos aguantar, pero otro igual a este, no hay quien lo soporte”, es la frase más repetida en el campo.
La Unión de Criadores de Toros de Lidia, que agrupa 303 ganaderías de las 951 registradas en España, Francia y Portugal, estima que apenas se lidió el año del coronavirus el 1% de la producción preparada que, estiman, rondaba los 14.000 animales entre añojos, erales, utreros y toros. Y otro dato demoledor que apuntó hace unos días Antonio Bañuelos, el nuevo presidente de este colectivo: “La estimación es que se han mandando al matadero un 35% de vacas reproductoras y que, a mediados de 2021, el porcentaje podría llegar al 50%”. Ni un solo ganadero ha salido a protestar ante el Gobierno ni a las administraciones que apenas les han tenido cuenta pese a la sangría genética que puede sufrir la cabaña brava ni ante la dramática situación de sus carteras. Está en el precipicio y albur de la incertidumbre el trabajo de muchas décadas.
La temporada de 2019 se cerró en cosos de España y Francia con la celebración de 898 espectáculos taurinos (corridas de toros, festejos de rejones y novilladas con picadores), que ya había sido la peor cifra de la última década, muy lejos de las 1496 funciones que se registraron en la campaña de 2010. Sin embargo, los 898 festejos de 2019 se desplomaron en 2020 por el coronavirus y quedaron reducidos a la mínima potencia en una temporada poco menos que testimonial: apenas se anunciaron 106 funciones. De las más de 5300 reses que salieron a la plaza en 2019, este apenas lo hicieron 600. Más de cuatro mil toros se quedaron en el campo, muchos fueron condenados al matadero y otros esperarán la última oportunidad de lidiarse en una plaza en 2021.
Los 106 festejos en España y Francia en 2020 se anunciaron con 71 hierros, pero de todos apenas 18 vendieron más de diez reses y solo 80 pasaron la veintena. La parte baja del escalafón la ocupan 31 ganaderías que no pasaron en 2020 de los cinco astados y 14 sólo embarcó uno.
La ganadería gaditana de Bohórquez fue la que más lidió en 2020 en España y Francia, con 45 astados, todos en festejos de rejones a excepción de un encierro a pie. Una cifra que no llega ni a la mitad del número de reses que vendió en 2019 que cerró con 105. Juan Pedro Domecq con 124 reses en 2019 este año apenas sacó la cuarta parte: 32 animales.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.