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Jesús Iglesias y Julio Norte, en su salida por la puerta grande ALMEIDA
Faenas eternas y bellos pasajes

Faenas eternas y bellos pasajes

Vuelta al ruedo a un novillo de bandera de Lorenzo Rodríguez y puerta grande para Jesús Iglesias y Julio Norte

Javier Lorenzo

Salamanca

Viernes, 8 de septiembre 2023, 21:50

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A los tres novilleros le faltó medida, se excedieron en faenas eternas y, sin embargo, en ese peregrinar dejaron bellos pasajes con intermitencia y sin una faena rotunda. Gustó el empaque de Salvador Herrero, la poderosa solvencia de Jesús Iglesias y la brillante frescura de Julio Norte. Los tres, ante tres erales de escasa entidad y muy pobre presencia, demasiado al límite para un escenario de esta categoría y una fecha de relumbrón dentro del curso taurino. Entre todo, hubo un novillo de categoría, que fue el tercero. Bandido se llamaba y lucía el hierro de Lorenzo Rodríguez, que mantiene su idilio con esta plaza en festejos menores antes de su gran cita del viernes en este escenario con la novillada picada. Un pañuelo azul para premiar la bravura de un astado que rompió a embestir, a descolgar y a rebozarse en los engaños nada más pisar La Glorieta. Lo hizo saliendo de los vuelos de la larga cambiada de rodillas con la que le saludó Norte en el tercio. Y de ahí en adelante no paró, fue un torrente de enclasadas y emotivas embestidas. No fue sencillo cogerle el ritmo y el pulso. Le costó a Norte, que lo recibió en los medios con un cambiado por la espada de rodillas a los Roca Rey en un espectacular inicio. Y, poco a poco, se fue haciendo con él. El novillo jamás se cansó de embestir.

Había abierto la función Salvador Herrero que se las vio con un eralito de Vellosino, manso y noble al que le costó sostenerse en pie. Asiento de planta, gusto en el trazo y aplomo en las formas, el nieto del recordado Salvador Herrero, recientemente fallecido -brindó al cielo en su memoria- dibujó muletazos de cartel, muchos a cámara lenta. La poca entidad del animal y su debilidad hizo que el público casi no se percatara.

Jesús Iglesias recibió al suyo a porta gayola. Un becerrito de López Chaves que tuvo noble pero no fue sencilla ni cómoda su embestida, a impulsos siempre, con unos centímetros más de recorrido por el derecho que por la izquierda. Le plantó cara con descaro Iglesias, asentado, poderoso, firme siempre, así le fue dando forma a una obra fue meritoria y la remató con autoridad al segundo envite. La generosidad del palco ya se había abierto en el anterior capítulo... Y no paró.

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