Esperanza y un comunista

Según las redes sociales, ayer por la mañana había muerto Raúl Castro. Por tercera vez en poco tiempo internet había liquidado al líder revolucionario cubano. Finalmente no fue, pero da igual. Ahora, en la era de internet, cualquiera puede decir cualquier chorrada que se convierte en noticia y los malos medios, a la carrera, se apuntan el tanto de la inmediatez. Si está muerto, bien muerto está, y si no lo está se le echan las culpas a las redes sociales.

Pues bien, ayer en La Glorieta sí quiso homenajear a Castro y se enchiqueraron tres toros con clara referencia al general. En los corrales, un comunista, un comandante y un marxista. Casi nada. Droga dura. Los tendidos, en cambio, parecían más del otro bando. Para combatir a tanto revolucionario se situó en la barrera del 7 la histórica Esperanza Aguirre, acompañada del empresario de éxito Eustaquio Andrés, que compartieron buenas viandas y posteriormente se acercaron a disfrutar de una gran tarde de toros. Junto a ellos el siempre elegante Bernd Schuster y su mujer Elena Blasco. El exfutbolista, que pasó por los tres grandes del fútbol español, ahora como comentarista radiofónico solo da caña al Real Madrid, algo que no gusta mucho en Concha Espina. No sabemos si fue ese el motivo de que al lado del alemán estuviera vigilante María Ángeles Pérez Sandoval, hija de Florentino Pérez a la que no le apetece aparecer en los medios y que ayer esquivaba las fotografías. Es más de estar en segundo plano como a su madre Pitina, que en paz descanse y a la que tanto se parece físicamente.

También tiene cierto aire a su madre Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, es decir, el Duque de Alba. El aristócrata no falla a la Feria. Cuando los Chopera dan a conocer los carteles marca con una equis el día de colorín y aquí se presenta. No tiene tanto graciejo como doña Cayetana, que es una mujer inolvidable, pero al menos cumple con la tradición de que la Casa de Alba mezcle con la plebe salmantina. Al Duque no le hace mucha gracia todo esto de la revolución, lo mismo le ocurre al cónsul de Perú, José Carlos Palomino, que acudió al reclamo de Roca Rey junto a la presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio de Comuneros, Marisa Martín. No me gustaría haber estado en la piel del cónsul.

Tampoco es que sean muy afines a la “revolucioooooon” que diría Fidel, son Bienvenido de Arriba y Chema Sánchez, senador y procurador popular, que siempre están juntos, en las duras y en las maduras, y que ayer ahogaron las penas de la ausencia de Morante viendo al ciclón peruano. Cerca de ellos, María del Carmen Seguín, concejal y mujer de los toros en el equipo de Gobierno que no fumó en toda la tarde. Cerca, el influencer Tomás Páramo, amigo de Victoria Federica.

El burladero de autoridades también estaba repleto de “peperos”. Desde la Diputación de Salamanca llegaron el vicepresidente y alcalde de Santa Marta, David Mingo, el regidor de Guijuelo, Roberto Martín, el de Alba de Yeltes, Gerardo Marcos y la de Sorihuela, Nieves García, que con su desparpajo se atrevió a hablar a Pablo Aguado y hacerle fotografías en el callejón. De ahí a venderle la lotería del Cristo de Valvanera solo hay un paso. Bajo el paraguas de la gaviota en tarde ligeramente lluviosa también estaba dos lugartenientes que hacen muchas veces labores de número uno: Esteban Pérez, en Ledesma, que acudió con su inseparable Alexandra Mangas, y Chus Santero, en Cabrerizos, paisana, amiga y casi familia.

Lo más parecido a un revolucionario en la plaza fue Mariano Barbacid, y lo es por sus brillantes investigaciones sobre el cáncer. De su vinculación con los Castro de momento nada se conoce, ni siquiera en las redes sociales. Y de los más cercanos a la revolución cubana, ni rastro. Del PSOE, apenas algún alcalde que va a la contra siempre. Ni siquiera un mísero apoyo público a la tauromaquia y a un medio de vida que en Salamanca permite vivir a cientos de familias. Estos del puño y la rosa sí que necesitan una revolución.

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