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Sergio Pérez, a hombros en La Florida. M.NAVARRO
La Escuela saca nota en Peñaranda

La Escuela saca nota en Peñaranda

Valor y oficio para solventar las dificultades de una novillada arisca con la que sacaron nota El Mene y Jesús Iglesias, aunque se enrocaran con la espada

Javier Lorenzo

Peñaranda

Jueves, 24 de agosto 2023, 21:54

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La Ficha

  • PEÑARANDA Un cuarto de entrada. Sol y sofocante calor.

  • GANADERÍA 2 novillos de Ruferser, manso y rajado el 1º; bravo e importante el 4º. Y 4 erales de Miranda de Pericalvo, encastado el buen 2º; incierto el 3º; reservón el 5º; áspero el 6º.

  • REJONEADOR Pinchazo y rejonazo atravesado (oreja); y rejonazo (dos orejas).

  • El Mene. Verde hoja y oro Cuatro pinchazos y estocada (silencio); y casi entera atravesada (silencio).

  • Jesús Iglesias. Azul añil y oro Dos estocadas traseras y caídas ambas (silencio); y estocada trasera (oreja tras aviso).

Seguro y poderoso estuvo El Mene con el encastado segundo, al que plantó cara con descaro, firmeza y mano baja. Atemperó con autoridad a un novillo que tuvo excelente fondo, que dio mucho pero no regaló nada. Sin entrega y embistiendo a arreones, nunca fue entregado el quinto, que salió siempre con la gaita por las nubes. Aguantó las miradas y parones El Mene, con valor, para imponerse a la incertidumbre de un torete siempre a la defensiva. El Mene no desesperó ante la dificultad ni las volteretas.

Valiente y sincero, Jesús Iglesias trató de torear como si fuera bueno al orientado tercero. Inteligente, le dio distancia para que la inercia del cite largo sirviera para prolongar los tacaños viajes; siempre supo lo que se dejaba atrás. No se entregó con franqueza el sexto hasta que se vio podido. Le limó las asperezas Iglesias con exposición y firmeza y así gozó del premio en el epílogo. Labor de mérito.

Manseó el primero y acabó aculado en tablas por un duro castigo y por el asfixiante calor que condicionó el festejo. El rejoneador Sergio Pérez protagonizó una actuación con oficio en la que mantuvo y enceló al toro, para hilvanar los pasajes más emotivos en los quiebros, sobre todo uno al violín. La efectividad con el rejón de muerte al bravo cuarto calentó a la parroquia tras una faena premiada con cariño por sus paisanos.

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