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El Viti en el 60 aniversario de su alternativa: “El toreo volverá con más fuerza”

El Viti en el 60 aniversario de su alternativa: “El toreo volverá con más fuerza”

Tal día como hoy, en 1961, el maestro salmantino se doctoró en el coso de Las Ventas donde logró la primera de las 14 puertas grandes que aún hoy nadie ha conseguido igualar

Jueves, 13 de mayo 2021, 00:45

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Mantiene la calma templada de siempre y cada frase es una sentencia. Historia viva del toreo. Es la voz de la experiencia, quien logró todo en el toreo partiendo desde la humildad más absoluta. Y se hizo grande entre los grandes. Este jueves cumple 60 años de alternativa y afirma que no es de celebrar ni hablar nada hasta que llegue la fecha. Que no hay que adelantarse a los acontecimientos. Le pido perdón (ahora). Y la charla rompe todos los guiones, van surgiendo los temas que van y vienen de su época de luces a la actual. Un viaje de ida y vuelta. Igual que vive el toreo. Dentro de cuatro meses se cumplirán 42 septiembres de su retirada. Puede que aquel día naciera el mito viviente del toreo. Al maestro no le gustan las distinciones. Es más, se sigue ruborizando: “Todos son importantes en la historia del toreo, los de antes y los de ahora. El toreo necesita esa continuidad. No se puede decir que unos fuéramos mejor que otros. Me niego a aceptar eso”, puntualiza el maestro que incide en su argumento: “Cuando lees... siempre todo es nuevo y todo vale. No es ni mejor ni peor. Lo que ha admitido la afición a los toros, siempre es por algo y le han dado su sitio. Y su importancia. No hay nadie mejor, que sea capaz de llevar en la mano la vitola de único. Somos todos. Y a veces no somos suficientes”. Queda claro. Lo incuestionable es que El Viti formó una parte crucial en ese hilo del toreo.

–Ni mejores toreros, ni mejores plazas. Todos son importantes...

–¡Y necesarios! No quisiera hablar de valores. De Sevilla, Bilbao, Madrid... Todos aportamos algo. El caso es que siga funcionando el toreo y no se rompa el hilo con los que vengan. ¡Qué suficientes son los de ahora! El público es quien valora.

–¿Qué tiene el público de toros que le diferencia del resto?

–El público de toros es único. Hasta exigiendo y echándote la bronca más grande te espera la próxima vez. Y te admite al día siguiente. El público es único en nuestra profesión, que es la más grande. Saben admirarnos por lo que le hacemos al toro. Que ese sí que es el único imprescindible en esta fiesta, el que no puede faltar: ¡El toro! Es el que nos ha dado todo. Y el que nos ha permitido que hayamos podido contarlo en nuestras vidas. Usamos la jerga, y este espectáculo siempre ha sido más de toros que de toreros. Y cuando hablamos de la tauromaquia, es el to-ro. El to-ro (el maestro repite y separa las sílabas para hacer más grande aún la importancia del toro). Es el que manda. Es lo que hay que potenciar y no solo exigirle y siempre dar gracias a Dios que el ganadero sabe construir el resultado en las faenas del toro bravo. Le decimos pocas cosas y es al que más teníamos que hacerlo. Y fíjate que los vivos somos nosotros. Pensemos... no dejemos atrás el significado auténtico del toro.

–Ni la pandemia ha podido con el público de los toros, que respondió en masa al primer gran acontecimiento taurino cuando el 2 de mayo se abrió de nuevo la puerta de Las Ventas. Dijo la empresa que se hubieran llenado tres plazas completas, sin separación, si se hubieran podido atender todas las solicitudes que hubo de entradas.

–Me encantó ver esa respuesta del público. Francamente hay que decirle un olé muy grande. Siempre ha sido así el público, por eso tenemos que cuidarlo más que a nadie. Cuando hay algo importante, responde. Y eso es por algo y va a ver aquello que le genera inquietud. Dios quiera que nos apoye. En el momento oportuno, responde. Y me encantó ver la gente. Y a gente muy joven en la plaza. Nunca he visto tanta juventud con ese ansia.

–¿Cómo va a salir el toreo después de la pandemia? ¿Cómo le va a aceptar?

–Hay que saber valorar la dureza de un año tan dramático. Llevamos año y pico y parece que ha pasado un siglo... Estoy convencido de que a menos no va a ir el toreo. Habiendo toros... El otro día en el festival se vio el momento de las ganaderías. ¡Qué forma de bravura! En las corridas de toros que se han dado de Reconstrucción ha dado gusto ver de qué manera han embestido tantos toros. Daba gloria. Hay una simiente de toros bravos. Esa simiente está esperando al espectáculo. Y ojalá que aquello se le de más vista e importancia. Creo que no se abusa si se indulta algún toro más...

–Muchos critican los indultos en las plazas de toros...

–Si el toro es bravo de verdad, no se mete la pata aprobando y premiando la bravura. Hay que indultar a los que se lo merecen. Además hay que darle ese símbolo de esperanza de vida. Tampoco hay que hacer una juerga, de orejiles. Hay que hacerlo con seriedad. Ser ecuánime y razonable. La cultura, la enseñanza... no a todo el mundo se le va a dar el 10, pero a quien se lo merezca hay que dárselo.

–Hablando de la respuesta del público... Cómo respondió en masa, el último mes de junio cuando se le llamó a salir a la calle para demostrar la importancia del toreo ante tantos ataques políticos. Fue otra gran demostración.

–¡No me dejaron ir! Y sufrí una barbaridad por no poder estar en nuestra Plaza Mayor. No me dejó la familia, por el momento deliciado que vivíamos todos, sobre todo las personas mayores, con el coronavirus. Estábamos todos tan expuestos... Se que lo hacían por mi bien, pero sufrí no poder estar. Y qué alegría me dio esa respuesta tan grande que dio la afición. Aquello fue un gran cimiento que se tiene que relanzar.

–¿Qué recuerdo tiene de la tarde de su alternativa en Madrid?

–Me acuerdo de muchas cosas de ese día. Fue tan especial e inolvidable que forma parte de mí. De lo que más, siempre, es de aquellos momentos de tanta incertidumbre, donde estaba todo por hacer, y pensaba todo lo que uno tenía por delante. En mi última novillada le brindé el último novillo a Juan Andrés Garzón, mi cuñado, que en paz de descanse; y, luego, el día de la alternativa, —mi padre estaba muy delicado y no pudo acudir a la plaza— y se lo brindé a Manuel Francisco Garzón. Al final creo que fue y que salió bonito, por todo lo que hizo esa familia por mí.

–¿Es cierto que cuando llegó a la alternativa solo tenía firmada las dos tardes de San Isidro y Pamplona? ¡Pamplona!

–Por aquel gesto, por aquel detalle de contar conmigo, se creó una relación especial ya para siempre con Pamplona, que luego, con el paso del tiempo fue creciendo. Ese amor que me transmitió y sentí ese cariño me robó mi espíritu en el sentido de afecto para siempre de Pamplona conmigo. Son cosas que suceden. Son naturales. Hoy sigo teniendo devoción por esa plaza, esa feria y esa afición.

–Y en Pamplona y Madrid se quedó para siempre...

–Fueron dos de mis plazas, es verdad.

–Y en esos dos escenarios se anunció con toros de Miura...

–Tenía la ilusión de torear una de Miura en Pamplona y la toreé. Y eso que me pedían todos el favor de que no lo hiciera, que me quitara del cartel. Al final fue mala, pero no importó. Con Miura siempre tuve una relación especial. Todos los años que iba a Sevilla a torear venía a tomar café conmigo don Eduardo. Y la gente se extrañaba, porque don Eduardo no lo hacía y apenas se relacionaba con nadie. Solo lo hacía con Pepe Luis y conmigo. Y me preguntaban que porqué hacía eso... Yo no he hecho nada, decía. La vida es la que ha hecho mucho conmigo.

–En Madrid hizo que volviera a lidiar Miura después de muchos años de ausencia y una relación rota entre la empresa y los ganaderos...

–Estuve a punto de no torear en aquella feria de 1965 en la que estaba contratado. La empresa me ofreció cualquiera de las catorce corridas de aquella feria... Y le dije que no, que quería Miura (hierro que no estaba en las previsiones de la empresa). Contratada esa, iría otras dos más. Don Livinio (el empresario) me llamó para convencerme y Jardón, que nunca me había llamado. Es que estamos a mal con la casa Miura, me decían... Mira qué casualidad -le respondí- para arreglar las cosas que no tienen importancia. La casa de Miura es histórica en el mundo, no solo en Madrid. Creí que era el momento oportuno de arreglarlo. Esas relaciones no deben de faltar nunca. Si se empeñan y no quieren que mate esa, no torearé este año en Madrid. Les dije que yo no era supersticioso, pero ellos habían elegido el 13 de mayo para mi alternativa... Y mira por cuanto ahora ustedes van a arreglar las relaciones con Miura 13 años después. Y así lo conseguí. Tenía ilusión de torearla. (Fue el 25 de mayo de 1965, la mató con Curro Girón y Andrés Vázquez. El Viti dio dos vueltas en su primero y cortó las dos orejas al quinto. Fue su segunda puerta grande de esa feria, ya que había salido a hombros ocho días antes tras cortar tres orejas a la de Paco Galache).

–Aquel empecinamiento con Miura tendría explicación...

–Había razones porque yo de novillero conocí a una hermana suya, Ana María, que era monja, y un día le dije: doña María, algún día torearé los toros de su casa. No se te ocurra nunca, me respondió. Ella lo que hizo fue llamar a su hermano para que, en la medida que pudiera, lo impidiera por el afecto que me tenía. Mira por cuanto, también con la oposición de todos, la maté en Linares. No querían. Don Pedro (Balañá, el empresario) me decía que eligiera otra, la que quisiera. Y yo quería la de Miura. Doña María volvió a llamar por teléfono a don Eduardo, cuando ya estaba anunciado, días antes de la corrida, y le advirtió: “¡A ver qué vas a hacer! Y efectivamente... Se lidió un gran encierro. El único toro malo de los seis me tocó a mi, fue mi primero. Y fue muy malo. Me arrancó el chaleco y me pegó un tortazo fenomenal. El resto, embistió de maravilla ¡No parecen de Miura, parecen de Galache! Me decía Curro Girón entre barreras. Se le cortaron las orejas a cinco toros y 2 o 3 rabos. Fue una corrida fuera de serie. (Fue el 31 de agosto de 1964, El Viti cortó un rabo al quinto).

–Ahora le llega el protagonismo a Carabanchel. Usted se refugió allí y protagonizó lo que se llamó el “San Isidro paralelo”. Varias corridas de toros en Madrid al mismo tiempo que se celebraba San Isidro en Las Ventas, donde no llegó a un acuerdo con la empresa. Otro gesto de su urgullo de figura.

–¡La Chata! Qué recuerdos... Era una maravilla ¡Qué afición! Toreé de novillero y matador. Que se celebre allí San Isidro no deja de ser una esperanza. No es acertado ni equivocado, es lo razonable. Me trae muchos recuerdos, Vistalegre para mí siempre estaba en mi mente. Cuando hubo aquellas diferencias con Las Ventas, aquello lo hicimos con una gran ilusión y salió redondo. (Se llenó la plaza y salió a hombros las dos tardes). Como si fuera aquello el lugar donde todo tiene que resurgir. Ahora igual. El mundo de los toros es así, hace siglos pasaban cosas de ese tipo y siguió adelante. El toreo volverá a brillar.

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