Una llamada anónima sirvió para localizar al joven desaparecido en Salamanca

Según confirmaron fuentes del caso a LA GACETA, el quinceañero a quien se le perdió la pista el jueves y cuyo mensaje de desaparición corrió como la pólvora a través de los usuarios de internet, fue encontrado durante un control en el citado término municipal. El joven se encontraba en perfecto estado.

En el mensaje difundido por el Cuerpo Nacional de Policía se informaba que el menor mide 1,60, pesa 50 kilos, tiene los ojos marrones, el pelo de color negro y rizado y es de constitución delgada.

Sin embargo, desde la Policía Nacional no proporcionaron más detalles sobre cómo fue su desaparición y el Cuerpo se limitó a decir que la última vez que el joven fue visto vestía ropa deportiva de color negro y zapatillas oscuras. Pero si había un aspecto que preocupó especialmente a las Fuerzas de Seguridad es que el joven necesita medicación y se fue sin dinero y sin teléfono móvil. Asimismo, pese a que desapareció en la capital charra, los agentes creían que el menor podría encontrarse en Madrid, donde residen algunos miembros de su familia. Finalmente no fue así y el chico fue localizado en la cercana localidad de Castellanos de Moriscos.

Una llamada anónima a la Guardia Civil de una persona que aseguraba que el menor de 15 años permitió la localización del joven a última hora de la tarde del sábado. Según fuentes de la Guardia Civil, el alertante indicó que el joven podría encontrarse en dicho municipio y por ello una patrulla del Instituto Armado se desplazó al lugar, localizando al menor en un portal. Las mismas fuentes apuntan a que de ahí el joven fue conducido hasta el cuartel de Santa Marta, donde le recogieron agentes de la Policía Nacional, Cuerpo ante el que se denunció la desaparición.

Aunque no es el caso de este joven de 15 años, pues se desconocen los detalles de su desaparición, fuentes policiales consultadas por este periódico alertan de una peligrosa moda que nació años atrás y que parece que vuelve a cobrar fuerza entre los usuarios más jóvenes de las redes sociales. Se trata del desafío “48 horas”, un reto que consiste en que los jóvenes se “esfumen” durante dos días seguidos sin dejar rastro.

Se trata de un desafío que nació en 2016 en diversos puntos de Europa y México y que poco a poco dio la vuelta al mundo. El juego, pese a ser un sinsentido, es claro: el adolescente en cuestión desaparece durante, al menos, 48 horas y durante ese tiempo no puede responder ni a las llamadas ni a mensajes. Gana el que más reseñas informativas tenga sobre su fuga.

En definitiva, una peligrosa moda que no solo pone en alerta a los familiares de los niños, sino que supone un tiempo perdido para los Cuerpos de Seguridad del Estado.