Muertes entre rejas: del crimen de Topas al 'Mataviejas'
El caso de Dilawar Hussain, el acusado del triple homicidio de Morata, recuerda a otros conocidos reos que fallecieron a manos de compañeros de celda en la cárcel salmantina
La violencia entre rejas se encuentra en el punto de mira tras el asesino de los tres hermanos en Morata de Tajuña (Madrid). El detenido por el crimen mató el pasado 15 de febrero a su compañero de celda en la prisión madrileña de Estremera. El presunto autor del triple homicidio alertó a los funcionarios del centro penitenciario de que había matado a su compañero de celda algunas horas después de que supuestamente hubiera cometido el nuevo crimen, para el que, según las primeras pesquisas, se habría valido de una pesa de fabricación casera propiedad del fallecido, extremo que aún no ha sido confirmado.
Los hechos tuvieron lugar alrededor de las dos y media de la madrugada en la cárcel en la que Dilawar Hussain F.C., de origen paquistaní y de 42 años, ingresó hace tres semanas en prisión provisional comunicada y sin fianza a la espera de ser juzgado por el triple crimen de los hermanos.
Este hecho recuerda las muertes de otros reos que fallecieron en el Centro Penitenciario de Topas. El top uno lo copa el conocido como 'crimen del Mataviejas'. El 22 de octubre de 2002 tres reclusos se tomaban la justicia por su mano y mataban de 113 puñaladas a otro que cumplía condena por violar y asesinar a 16 ancianas en Cantabria. Muerte, venganza, presos considerados como muy peligrosos, frialdad, orgullo y los interrogantes sobre si se podía haber evitado hacían de esta una de las historias más rocambolescas de los crímenes de España. Pero más llamativo fue la declaración dos años después de los tres asesinos—Enrique del Valle ('El Zanahorio'), Daniel Rodríguez Obelleiro y Felipe Martín Gallego—, quienes en el juicio no mostraron ni una pizca de arrepentimiento por lo ocurrido. «Matando a El Mataviejas le hice un favor a la sociedad» o «Tras matarle, me fumé un cigarro y esperé a que se calmasen los funcionarios que estaban más nerviosos que nosotros» fueron algunas de las perlas que dejaron.
En la tarde del 25 de noviembre de 2009 tenía lugar otro de los casos más comentados, el llamado 'crimen de Topas'. Ese día el agresor salió junto a Carlos Coca, apodado el 'chileno' y famoso entre los reclusos por vanagloriarse de su paso por los latin king, al patio del módulo 3 del centro penitenciario salmantino. Allí dieron un paseo en el curso del cual llegaron a discutir durante unos minutos. En el transcurso de la disputa, el que luego fuera condenado a 12 años de prisión, se ausentó unos segundos y volvió rápidamente con un pincho de doble filo. G.W.P.M. se dirigió a Carlos Coca y, teniéndole de frente, le asestó un golpe en el pecho que resultó mortal.
Estrangulado en la siesta. Así fue la muerte de Abdelfatah Serraj el 21 de mayo de 2008. Cuando la mayoría de los internos se encontraban descansando, su agresor, que presentaba un grave trastorno de personalidad y fue internado en un psiquiátrico, comenzó a agredirle hasta que le colocó una prenda de vestir alrededor del cuello, con la que le estranguló al tiempo que le ponía las rodillas en el pecho. No pudo defenderse y murió por asfixia.
Aunque son varios los presos que han aparecido en la última década sin vida en sus celdas, la mayoría por algún tipo de intoxicación tras la ingesta de algún tipo de droga o medicamentos. Isidoro García Carro 'El Isi' apreció muerto en la prisión coruñesa de Teixeiro. Hermano de Amancio García Carro 'El Rubio', era una de los delincuentes más conocidos de la provincia de Salamanca y se encontraba preso por casos tan sonados como el salvaje atraco a una funeraria de la capital, en el que él y su banda retuvieron a un empleado durante más de tres horas hasta que consiguieron reventar la caja fuerte y huir con todo el dinero que había dentro. El interno no respondió a la llamada de los trabajadores y, cuando estos entraron en la celda, se dieron cuenta de que no respiraba. Su muerte tuvo lugar a finales del año 2018.