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La incomparecencia de ‘La Samira’, viuda del ‘Pepón’, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Salamanca por uno de los crímenes más atroces que se recuerdan en la ciudad, el del ‘Chispi’, y el rifirrafe con el fiscal y los letrados iniciado por el magistrado presidente al disentir de la pertinencia de seguir o no con el juicio en su ausencia, así como de mostrar las imágenes del cadáver en sala, han marcado la tercera jornada.
Al igual que el resto de acusados, ‘La Samira’, en libertad provisional, se enfrenta a una condena de casi 31 años de cárcel que pide la acusación particular para cada uno de ellos por delitos de asesinato, lesiones, tenencia ilícita de armas y conducción sin permiso.
La sesión de esta mañana tardó en empezar una hora y media porque ‘La Samira’ no venía, por decisión propia y, según se señaló en sala, porque así se lo había escuchado al propio magistrado el día anterior. Tras un receso, algunas de las partes solicitaron continuar con el juicio a pesar de su audencia, mientras que otras -fiscal y acusación particular- informaron de que su falta podía vulnerar la Ley del Jurado.
Frente a ello, el magistrado decidió seguir adelante al tratarse de una incomparecencia voluntaria, por tener posibilidad de participar en todas las vicisitudes del juicio a través de su abogada y dada la proliferación de macrojuicios que se celebran en distintas audiencias en los que los acusados van a unas sesiones sí y a otras no.
La tercera sesión continuó pues pese a la expresa protesta del fiscal y de la acusación particular que coincidieron en que se trata de un juicio especialísimo y su continuación “no es acorde” a la Ley del Jurado puesto que se podría incurrir en una vulneración de normas esenciales del procedimiento y por tanto plantearse más adelante su nulidad. A lo que la abogada de ‘La Samira’ respondió que la incomparecencia de su clienta “es voluntaria y debida a problemas de salud”, lo que parece cerrar la puerta a un posterior recurso para la nulidad del juicio. El magistrado coincidió, como venía defendiendo, en que su ausencia fue voluntaria y porque además dice que está embarazada de gemelos, situación que requiere un trato especial. Por su parte, la defensa del ‘Vinas’ y ‘La Rocío’ señaló que en este caso solo cabe el “reproche moral por el pasotismo de que no venga a su propio procedimiento con las elevadas penas que se le piden, pero es un reproche moral que deberá hacerse ella misma”.
Concluida esta cuestión, la sala volvió a enzarzarse, por la pertinencia o no de exhibir al jurado el pormenorizado informe forense con imágenes del cadáver del ‘Chispi’, ante la reticencia del magistrado debido a la sensibilidad de las fotografías. El fiscal volvió a mostrar una vez más su protesta por una situación en la que no se ha visto jamás: “Llevo 30 años en la profesión y nunca había visto un juicio con jurado popular por asesinato donde no se muestre el modelo anatómico, las fotografías del cadáver”, apostilló. Ante ello, el magistrado le dio, esta vez sí, la razón y permitió a los forenses ilustrar sus explicaciones con las imágenes para aclarar a los miembros del jurado cómo se produjo la muerte.
Dicho y discutido todo esto, señalan fuentes del caso, ‘la Samira’ apareció finalmente en mitad del juicio sin decir ni una palabra.
Una muerte que se produjo por siete disparos a corta distancia y respecto a la autoría, explicaron los forenses, que aunque los tiros podrían haberse efectuado por un solo autor, “lo más acertado es que existieran dos tiradores”, concluyeron.
Respecto a las armas halladas en el trastero de ‘La Rocío’ y atribuidas a esta y al ‘Vinas’, señalaron que, tal y como defienden los abogados de ambos, el único vestigio del arma analizado se corresponde con unos disparos que se efectuaron dos meses antes del crimen, en octubre, cuando ‘El Pepón’ disparó en el glúteo al ‘Chispi’, no cuando le mató.
Así lo acreditaron también los informes de balística, según los cuales ninguna de las armas encontradas en el trastero de la casa de ‘La Rocío’ y que compartía con ‘El Vinas’ fueron utilizadas para el crimen del ‘Chispi’.
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