‘El Solitario’, trasladado por sorpresa de la prisión de Topas a la de Dueñas

Fuentes consultadas por LA GACETA señalan que su marcha no fue solicitada por el penal de Topas, donde permanecía desde el 13 de diciembre de 2019, sino que al estar incluido entre los internos con régimen FIES (ficheros de internos de especial seguimiento) se ha revisado su situación y se ha decidido su traslado, probablemente por motivos de seguridad.

Concretamente, Giménez Arbe está incluido en el régimen FIES 5. Una categoría que incluye diversos tipos de internos, entre ellos los que, sin estar procesados o condenados por terrorismo islamista, destacan por su fanatismo radical afín al ideario terrorista, pero también los autores de delitos muy graves que han generado una importante alarma social, como parece ser el caso.

Según comentan las fuentes consultadas, en su estancia en el penal salmantino, ‘El Solitario’ no ha sido objeto de un solo expediente. El que el día de su ingreso en la cárcel de Topas llamó la atención por su melena rubia, pasó después totalmente desapercibido, dedicado a su gran afición entre rejas, la de pintar cuadros con óleo y acrílico.

El astuto y huidizo delincuente, uno de los atracadores de bancos más peligrosos de la historia de España -en su última condena le impusieron 47 años de prisión por asesinar a dos guardias civiles el 9 de junio de 2004 (20 años por cada uno de ellos) y 7 años más por tenencia ilícita de armas-, ha pasado los dos últimos años en la prisión salmantina tranquilo y sin dar problemas, sin destacarse y dando rienda suelta a su vena artística.

Tras permanecer durante años prófugo de la justicia por protagonizar una treintena de atracos y matar a una pareja de guardias civiles en Castejón (Navarra), ‘El Solitario’ fue detenido el 23 de julio de 2007 en Figueira da Foz (Portugal) cuando presuntamente se disponía a perpetrar un nuevo atraco en esta localidad.

En el momento de su arresto iba disfrazado con barba, bigote y peluca falsas, según su costumbre; vestía un chaleco antibalas y portaba tres armas de fuego, dos cortas y una automática.

Así se puso fin a un dispositivo de búsqueda sin precedentes, un trabajo que se extendió durante años con el único objetivo de dar con uno de los delincuentes más perseguidos en la historia criminal de España.