Borrar
Juzgados de Salamanca.
Condenado por humillar y tocar el culo a la camarera de un centro de mayores de Pereña

Condenado por humillar y tocar el culo a la camarera de un centro de mayores de Pereña

La juez impone a E.A.G. un año y tres meses de cárcel, dos años de alejamiento y 600€ de indemnización por abuso sexual

Miércoles, 19 de junio 2019, 21:29

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La juez ha dictado sentencia en la causa seguida contra los dos acusados de humillar y tocar el trasero a la camarera del Centro de Mayores de Pereña de la Ribera. En su sentencia, a la que ha tenido acceso LA GACETA, la juez de lo Penal número Uno de Salamanca condena tan solo a uno de ellos, E.A.G., como autor de un delito de abuso sexual y le impone un año y tres meses de prisión, dos años de alejamiento e incomunicación con la víctima y el pago de una indemnización de 600 euros. En el caso del otro acusado, P.M.O., le absuelve del delito de coacciones del que era acusado.

La magistrada considera probado en su sentencia que los hechos tuvieron lugar el 4 de marzo de 2017, por la tarde, en el Centro de Mayores de Pereña de la Ribera.

Sobre las 17.00 horas, señala la juez, P.M.O. y E.A.G. se dirigieron a la víctima, que al menos por aquel entonces trabajaba como camarera en dicho establecimiento. “Enséñanos las tetas”, “bájate un poco la cremallera”, “ven acá que te chupo los morros”, “qué amargada estás, no me extraña con el marido que tiene...”, “si fuera yo le echaba un polvo...” y otras expresiones similares dirigieron en repetidas ocasiones hacia ella, señala la juez.

Asimismo y mientras al mujer se encontraba en la barra, E.A.G. se acercó a ella, y con ánimo de satisfacer sus impulsos sexuales, le tocó los glúteos, y al girarse la perjudicada, intentó darle con un vaso que se rompió de forma accidental, sufriendo ésta un corte en la mano.

Además, concluye, cuando P.M.O. fue al baño, al salir se bajó los pantalones señalando sus genitales en presencia de la mujer, sin que haya quedado acreditado que éste se dirigiese a ella con los brazos abiertos diciendo: “Ven acá que te de un abrazo”; y que ella tuviera que zafarse de él para evitarlo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios