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Cogió la guitarra y la elevó al cielo. Recorrió cada punto del escenario con la cuerda entre los dedos recogiendo el calor recibido durante más de dos horas de concierto. Roberto Iniesta volvió a triunfar en Salamanca en un concierto en el que exploró todas sus etapas dejando en el paladar de los espectadores ganas de más. El cénit para el artista.
'Tu corazón, embalsamado como un cebo'. Y rompió el Multiusos. No fue ni la primera ni la última pero sí condicionó el ecuador de un concierto en el que fue capaz de atravesar las fronteras del órgano vital en todos los que lo escuchaban. En una mezcla precisa, el cantante extremeño arrancó el concierto con 'Destrozares'. En medio del escenario solo un foco apuntando a un micrófono vacío hasta que apareció el 'Rey de Extremadura' cantando la canción dedicada para el final de los tiempos que, paradójicamente, abría el concierto. Fue una primera parte en la que destacó de manera sobresaliente Carlitos Pérez al violín, especialmente en la 'Nana cruel' y el 'Contra todos'. Sonaron los 'Puntos suspensivos' y poco después apareció en escena por primera vez Extremoduro en el cuarto movimiento de 'La Ley Innata'. Entre medias solo había espacio para los versos y para los agradecimientos que Robe trataba de cortar para iniciar el siguiente impacto. Fue con 'Standby' y su estrella el primer coro unísono que contagió a la noche de ilusión antes de que con 'Si te vas' se pusiera la piel de gallina entre todos los presentes. Desde el directo de Mérida la canción se ha convertido en un himno una vez que desapareció la formación extremeña que encabezaba Iniesta.
Fue en la introducción del 'Hombre pájaro' cuando 'Robe' se dirigió a los salmantinos. «Me he levantado de la cama esta mañana en Salamanca, me he levantado sin ganas, esta noche es que no he dormido bien». Justo antes del descanso, 'Robe' regaló a los asistentes la obra maestra de 'El poder del arte'. 9 minutos que, a pesar de ser parte del último disco, fueron coreados como una de las grandes canciones que tiene el disco de 'Se nos lleva el aire'.
Tras el descanso, Robe invitó a subir al Piornal para ver el mar y recordó que, pese a sus 62 años, nunca es tarde para 'Salir, beber y el rollo de siempre'. Pidió bailar, filosofar y saltar antes de lanzar un 'Hasta siempre, siempre, siempre' que dejó un cierto aire de incertidumbre entre los asistentes. Su despedida fue para la canción que compuso Chinato, el poeta de Puerto de Béjar y el himno sempiterno de 'Extremoduro': 'Ama y ensancha el alma'. No había grada ni pista. Los miles de espectadores puestos en pie para decir adiós a 'Robe' en una tierra que siente cercana siempre en cada visita. Suyo fue el último detalle en la despedida al sacar al poeta salmantino al escenario para que recibiera también los aplausos de un público que salió satisfecho de haber asistido a un espectáculo único, tal y como prometió. La guitarra volvió al cielo.
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