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Jesús Gómez, jefe de producción de la empresa Aceinsa.
“Tenemos una sensación de inseguridad constante”

“Tenemos una sensación de inseguridad constante”

Jesús Gómez, jefe de producción en Aceinsa, reconoce que la crisis del Covid les ha llevado a reducir el trabajo en la calle

Lunes, 18 de mayo 2020, 00:17

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La pandemia del coronavirus no solo les ha cambiado la vida, también los protocolos de trabajo. El teletrabajo se ha convertido, en la medida de lo posible, en una herramienta recurrente y las intervenciones en la calle se han reducido al máximo. Así lo confirma Jesús Gómez, jefe de producción de Aceinsa, empresa de ingeniería y servicios energéticos especializada en energías renovables en edificios y construcción y explotación de infraestructuras públicas, para quien esta crisis provocada por el Covid le ha trastocado por completo: “Nos ha cambiado la vida, pues mentalmente tenemos una sensación de inseguridad constante”, señala.

También a nivel económico esta pandemia pasará factura a todo el tejido empresarial, incluido el sector energético y de las telecomunicaciones. “En nuestro caso, ya lo hemos padecido, ya que todas las obras que teníamos fuera de Salamanca han quedado aparcadas y no las podremos retomar hasta que la situación se normalice”, subraya Jesús Gómez, para quien el sistema de turnos establecido por la empresa está funcionando muy bien y sacando adelante el trabajo comprometido. “El mantenimiento de infraestructuras públicas hay que seguir haciéndolo, también atender a las urgencias”, afirma el jefe de producción de Aceinsa.

Como también están funcionando las medidas de protección y de seguridad establecidas. “La mascarilla, los guantes, guardar la distancia y cuidar la higiene son hábitos que se cumplen y se respetan”, confirma con los datos sobre la mesa: “Hemos tenido la suerte de no tener contagiados; nos hicieron el test y todos dimos negativo”.

Consciente del gran perjuicio económico que la pandemia ocasionará a toda la sociedad, Jesús Gómez confía en que sirva de lección para que esta misma sociedad cambie la manera de ver la vida. “Y es que lo más duro creo que está por venir; me gustaría ser optimista, pero aún no hemos pasado lo peor”, apostilla.

Aun así, este trabajador de Aceinsa trata de mantener la normalidad en todo momento y especialmente en sus reuniones con los clientes. “Ahora ya nos podemos ver personalmente y eso siempre es reconfortante”, confirma Jesús Gómez, para quien lo peor de todo han sido las “dos semanas que me pasé encerrado en casa sin poder salir; se me hizo muy cuesta arriba. Pisar la calle ha sido una liberación”, concluye.

Pablo Zimmermann, técnico en mantenimiento de calderas de biomasa.
Pablo Zimmermann, técnico en mantenimiento de calderas de biomasa.

“A veces trabajamos en espacios con 40º y eso agobia”

Sin miedo, pero sí con mucho respeto y precaución reconoce Pablo Zimmermann, un brasileño de 41 años asentado en Salamanca desde hace más de tres lustros, estar viviendo la crisis provocada por la pandemia del coronavirus desde su puesto de trabajo como técnico en mantenimiento de calderas de biomasa en la empresa Gebio. Aunque las medidas de confinamiento se van suavizando, Zimmermann es consciente de que el estado de alarma ha provocado una gran psicosis en la sociedad y sigue habiendo gente que aún se asusta de su presencia. “Ahora menos que antes, pero hubo un momento en el que nos veían por la calle y eran muchos los que se cambiaban de acera para no encontrarse con nosotros”, señala este técnico en mantenimiento de calderas de biomasa.

Y a pesar de haber intentado mantener la normalidad en todo momento, ellos también se han visto afectos por esta situación. “Estamos acostumbrados a movernos mucho, pero ahora lo hacemos con más cautela y precaución”, señala Zimmermann, consciente de que las medidas de protección están dando un buen resultado. “Nosotros siempre hemos trabajado con guantes y mascarilla; lo que ocurre es que ahora los debemos de llevar en todo momento, por eso, al final del día acabas un poco agotado y agobiado, ya que hay veces en las que trabajamos en espacios con 40º centígrados y eso agobia; al final, acabas por acostumbrarte”, apostilla.

También la movilidad se ha visto afectada en su día a día. Antes tenían jornada partida y ahora trabajan de manera continuada. “Trabajamos por las mañanas, salvo cuando haya que atender una urgencia, porque en este caso tenemos total disponibilidad”, reconoce Pablo Zimmermann, para quien toda vuelta a casa es un show: “Allí tengo a mi mujer en la puerta para quitarme la ropa y con un cubo de agua con lejía para lavar los zapatos. Y así todos los días”, confiesa después de haber realizado esta rutina.

Y tampoco faltan las anécdotas en tantos días de estado de alarma. Una de las últimas la vivió con un vecino, que le llamó porque oía ruidos extraños en los radiadores. “Fui a su casa y no encontré nada raro. Al día siguiente me llamó y resulta que los ruidos venían de otro vecino que estaba haciendo obras”, señala entre risas Pablo, quien confía en que esta situación acabe cuanto antes y que pronto regrese la normalidad. “Echo de menos la cervecita con los amigos”, concluye.

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