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Dos operarios trabajando junto a una de las máquinas para quitar las hojas de la acera. ALMEIDA

Una segunda vida para las hojas del otoño

Los servicios municipales se encargan de recoger hasta 8.000 kilos de hojas caídas a la semana en las calles salmantinas, que se aprovechan para convertirlas en compost

Clara Delgado

Salamanca

Viernes, 8 de noviembre 2024, 12:15

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El otoño se hace notar en Salamanca. Las calles se tiñen de colores que van del verde al ocre con la caída de las hojas de los árboles que tanto caracterizan a esta época del año. A pesar de estar acostumbrados a ver la estampa otoñal de las hojas caídas en el suelo, es el momento en el que los servicios municipales tienen trabajo añadido.

Desde octubre, la plantilla de la contrata municipal de Salamanca y la de muchos de los principales municipios de la provincia redobla sus esfuerzos para mantener las calles recogidas y que los residuos vegetales no estorben demasiado.

Cada año, el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos situado en Gomecello produce hasta 100 toneladas de compost producido a partir de los residuos vegetales que generan, en su mayor parte, la recogida de las hojas del arbolado y los restos de la poda.

«Quitamos las hojas porque en espacios como aceras o en bordillos pueden provocar resbalones para las personas», reconoce Tomás del Río, trabajador del servicio FCC Medio Ambiente, afirmando que en espacios verdes, hacen su labor de retener humedad y de aportar nutrientes.

Noviembre y diciembre son los meses en los que el equipo tiene más trabajo. «En esta época de noviembre y diciembre sacamos unos 7.000 u 8.000 kilos a la semana. Después de estos meses ya se relaja. En octubre, septiembre se cae algo de hoja, pero no gran cantidad. Realmente cuando empezamos es a finales de octubre y principios de noviembre», afirma Tomás.

El Ayuntamiento cuenta con maquinaria suficiente para llevar a cabo estas labores. Concretamente, cada día salen seis barredoras grandes y siete más pequeñas diariamente para limpiar las hojas de las calles. «Cada uno tiene un conductor y un peón que va sacando las hojas de debajo de los coches con la manguera para que la máquina las vaya recogiendo. También puede ir un compañero ayudando con una sopladora», explica Tomás.

El proceso termina en el CTRU de Gomecello, donde se composta la hoja mediante unos mecanismos de varios días de duración. «Finalmente, los agricultores van allí, lo recogen y lo utilizan para abonar todas sus tierras. Es una segunda vida para las hojas», reconocen.

«Tenemos un servicio de limpieza muy bueno, entonces no dejamos que la hoja esté más de dos días un día en el suelo», reconoce el capataz del servicio.

«El tiempo hace que volvamos a trabajar sobre los mismos sitios»

Uno de los factores de los que depende el trabajo de este servicio municipal es el clima. «Cuando hay mucho viento, los árboles se zarandean y es cuando más hojas caen, por eso puede que una zona que ya hayamos limpiado pueda volver a llenarse de hojas al día siguiente», afirma del Río. «Dependemos del tiempo. Puede que hayamos limpiado una zona a las siete de la mañana y que a las diez, vuelva a estar lleno de hojas. Por eso a veces tenemos que volver a trabajar sobre los mismos sitios», explican a este periódico.

Los operarios comienzan a trabajar a las 6 de la mañana por diferentes zonas de la ciudad hasta el mediodía. Por la tarde algunas máquina repasan algunas zonas y por la noche dos de ellas limpian por el centro de la ciudad.

La lluvia también es un problema a la hora de recoger las hojas ya que la lluvia y la humedad hacen que se queden más adheridas al suelo y sea más complicado quitarlas. «A veces con una pasada no es suficiente y tenemos que pasar más veces para quitarlas bien», reconcen.

Se trata de un trabajo que no cesa, especialmente en esta época otoñal en la que las hojas son protagonistas.

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