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RAMÓN GARCÍA SANZ
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RAMÓN GARCÍA SANZ
Es uno de los pesos pesados de la Hematología salmantina, pero reconoce que tenía la aspiración personal de dirigir un servicio y que esa llamada le ha llegado desde el Gregorio Marañón. Un hombre de Vitigudino que ha presidido la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, aficionado al running y querido entre sus compañeros. El próximo 3 de junio se pondrá al frente del equipo de hematólogos de uno de los hospitales más grandes del país y engordará una prestigiosa lista de hematólogos que se formaron en Salamanca y acabaron creando escuela en otras provincias.
¿Qué sensaciones tiene dejando su casa para asumir este reto?
-Son situaciones ambivalentes o contradictorias. Estoy contento porque cubre una aspiración profesional de ser jefe de servicio, algo que siempre he deseado, pero dejo un grupo tremendo: muy bueno en lo profesional y muy agradable en lo personal.
¿Y sensación de miedo?
-No, ese no está presente. Siempre existen las dudas, pero es que me voy a un hospital fantástico, enorme, y con un servicio que es muy bueno porque ya ha sido referencia en muchas cosas. Predomina la ilusión de afrontar retos nuevos y relanzar proyectos.
¿Cómo se fragua este cambio?
-Hace un año me dijeron que se iba a jubilar el jefe de servicio del Gregorio Marañón por si me pudiera interesar. Lo pensé y me lancé. La convocatoria salió tras el verano, pero luego ha sido un proceso largo que se ha resuelto hace poco.
Sin conocer al resto de candidatos, el hecho de venir de Salamanca es una carta de presentación difícil de mejorar.
-Ir desde aquí pesa porque es un modelo de éxito y eso ha hecho que seamos unos de los servicios de Hematología de referencia de toda España, si no el servicio por excelencia.
¿Qué proyectos tiene en mente para poner en marcha en Madrid?
-Quiero aplicar todo el modelo de integración de la especialidad tan propio de Salamanca, con ese doble lenguaje de laboratorio y clínica. Esto te permite desarrollar muchos proyectos y conseguir tener éxito en investigación. Aspira a dar más y más innovación en términos de laboratorio, terapia celular, genética, CAR-T, trasplante alogénico y ensayos clínicos.
El Gregorio Marañón es otro de los centros fuerte en CAR-T
-Es uno de 'los nueve', como los llamamos nosotros, que empezó con los CAR-T y el único que en Madrid tenía esa capacidad. En cuanto a plantilla es parecido a Salamanca, que ha crecido mucho en los últimos años. Tendremos unos 24 adjuntos más los volantes.
¿Sabe ya qué tal apoya la sanidad madrileña la investigación?
-En términos de investigación y apoyo a proyectos diría que es más fácil trabajar en Madrid que en Castilla y León. Eso desde el punto de vista de la Administración pública, pero también surgen oportunidades de contacto con la empresa privada muy altas, con las que Salamanca se ha sabido mover muy bien siempre. Ahí estaríamos a la par. Respecto a los salarios de los profesionales creo que están un poco peor que en Salamanca y Castilla y León. La diferencia es que esto es 'la capital', mientras que en Castilla y León toca repartir esfuerzos entre todas las provincias. Aquí no tendremos ese hándicap.
¿Mantendrá la colaboración con institutos de investigación?
Sí, con el del Hospital Gregorio Marañón, que tiene una fundación con un modelo parecido al del IBSAL.
¿Cómo hará con la Universidad?
-Hay que solicitar una baja en Salamanca y luego en Madrid intentaré empezar como profesor asociado durante un tiempo para llegar a ser titular en la Universidad Complutense. Lo que tengo claro es que la docencia no la abandono de ninguna manera porque debe ir pegada a la asistencia y la investigación. Todos los servicios deben tener cuatro patas: docencia, asistencia, investigación y la que ahora sumo, que es la gestión.
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