Salamanca, capital de la endoscopia

La técnica explicada en Salamanca es similar a la gastroscopia -porque se introduce el endoscopio por la boca- “pero con un tubo especial” para poder tratar la zona de la vía biliar, páncreas, hígado, etc.

“Lo utilizamos en combinación con la radiografía porque el conducto biliar es muy fino y no podemos acceder con endoscopia, así que necesitamos los rayos para orientarnos”. Los especialistas introducen un catéter en el conducto biliar, aplican un líquido de contraste y “se dibuja el conducto con una imagen radiológica”, relata el doctor Álvarez.

Se emplea para descartar úlceras gástricas, duodenales, sacar piedras, eliminar barro, colocar prótesis... “Hay ocasiones en las que un paciente se pone amarillo y es por una obstrucción. Podemos colocar un estent en la vía biliar, como hacen los cardiólogos, y al enfermo se le quita ese color amarillo”, detallan.

El curso estaba dirigido para los MIR de último año o para los adjuntos de primer año que quieren adquirir destreza en estas técnicas, pero aún les falta experiencia.

Por su parte, el servicio de Ginecología que lidera María José Doyague organizó otro curso para residentes de primer y segundo año procedentes de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Logroño y Castilla y León. Un centenar de futuros ginecólogos que quiere sumergirse cuanto antes en la cirugía mínimamente invasiva y se desplazaron a Salamanca para adquirir conocimientos prácticos de laparoscopia, histeroscopia y robótica.

El equipo de Ginecología utilizó las instalaciones de Biología y de la Facultad de Medicina para detallar, casi paso a paso, todas las fases de una cirugía: desde la preparación del paciente, la intervención en sí, la organización del quirófano o el control postoperatorio.