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Domingo, 19 de mayo 2024, 05:00
Mª Ángeles Hernández, gerente de Pastelerías La Madrileña desde hace más de 30 años, nos abre las puertas de esta empresa para contarnos cómo la formación que ha cursado en IME Business School, le ha permitido mejorar la gerencia de esta empresa. Ella fue alumna en el curso pasado del Programa Integral en Gestión de Empresas Agroalimentarias (PIGEA), y nos cuenta por qué su experiencia ha sido tan satisfactoria.
¿Qué puedes contarnos de Pastelerías La Madrileña? ¿Cuál es su sello de identidad?
—Pastelerías La Madrileña es una empresa familiar que lleva casi 100 años elaborando pastelería dulce y salada. ¿Nuestro sello de identidad? Sin duda alguna la calidad de los productos, todos ellos son resultado de cuidadas elaboraciones artesanales, además destacamos por la cercanía con nuestros clientes.
En todos estos años de experiencia, ¿destacarías algún reto que hayas tenido que gestionar?
—Creo firmemente que cada día es un reto y saber gestionarlo es muy importante. El mayor desafío hasta el momento diría que ha sido mantenernos en el mercado después de la pandemia. Es algo que nos afectó a todos independientemente de nuestro modelo de negocio, y remontar de esa caída no era fácil. Fue complicado tener que tomar la decisión de cerrar la empresa durante dos largos meses, lo cual me llevó a pensar que había que fortalecer las bases de nuestra empresa para que sus cimientos no fueran de barro. De alguna forma, lo recibí como una alerta para empezar a hacer cosas diferentes. Ahora el gran reto es profesionalizar la empresa aplicando lo aprendido en IME Business School.
¿Fue esto lo que te hizo dar el paso para adentrarte en este Programa del IME?
—Principalmente me decidí por realizar el programa gracias a las experiencias de algunos conocidos que habían realizado el programa previamente. El entusiasmo con el que hablaban del programa y lo satisfechos que estaban con la formación que habían recibido, me hizo dar el paso. Así en 2022 empezó una aventura que de manera práctica y de la mano de directivos con gran experiencia me permitió actualizar mis conocimientos y aplicarlos directamente a mis negocios.
¿Qué factor consideras que ha sido clave en este proceso de aprendizaje?
—Destacaría dos factores claves. El primero es saber que se puede y que se debe, que nunca es demasiado tarde para seguir aprendiendo y para embarcarte en nuevos proyectos formativos. Además de resaltar la experiencia de contar con un equipo que te va a guiar a la hora implementar tanto pequeños como grandes cambios que mejorarán el rendimiento de tu empresa y, por supuesto, de las personas que la forman. El segundo es la importancia de una enseñanza práctica y personalizada como la que he recibido en la Escuela de Negocios de la Universidad de Salamanca. En mi caso me especialicé en finanzas, donde pude profundizar en cuestiones como cuadros de mando para la toma de decisiones, valoración de proyectos e interpretación de las cuentas anuales. Cursar este programa me está sirviendo para comprender mejor la empresa desde el punto de vista cuantitativo y todas sus implicaciones.
¿Qué nos puedes contar de los compañeros con los que has cursado este programa?
—He conocido a grandes profesionales y sobre todo a grandes personas. Sin duda, una de las mejores cosas que me llevo del programa es el ambiente que hemos creado gracias a que todos teníamos un objetivo común y una misma motivación: aprender para mejorar en el ámbito profesional. Algo que hemos conseguido y creo que todos coincidimos en que el programa ha superado nuestras expectativas con creces. Además, el poder compartir el aula con personas que vienen de empresas y sectores distintos es muy enriquecedor, no sólo hemos podido aprender de los grandes profesionales que hemos tenido como profesores, sino también de nuestros propios compañeros. Este es quizás uno de los principales aciertos de la metodología que propone IME Business School, el papel tan protagonista que nos otorgan como alumnos.
¿Ha cambiado tu opinión sobre la formación gerencial desde que realizaste el programa?
—Por supuesto que ha cambiado mi visión sobre la formación tras realizar el programa. Cuando tienes un negocio el tiempo libre es escaso y en muchas veces no eres consciente de la importancia de la formación. De hecho, al principio me daba un poco de miedo por cómo iba a ser y si yo estaría preparada, las típicas dudas que te entran cuando se empieza un nuevo proyecto. Ahora tengo clarísimo lo mucho que te puede aportar una formación orientada a perfiles gerenciales y en concreto volvería a repetir una y mil veces el programa de gestión empresarial que hice en el IME. Este programa me ha enseñado a ver mi empresa desde otra perspectiva.
Esta confianza que transmites sobre la formación en la Escuela de Negocios de la Universidad de Salamanca, ¿se ha contagiado al resto del equipo de trabajo?
—Sí, rotundamente. Al final cuando algo funciona para ti y realmente ves lo mucho que te ha aportado, no puedes dejar de compartirlo con las personas que trabajan mano a mano contigo. De hecho, una persona muy importante de mi equipo está ahora mismo haciendo un programa del IME y está encantada con la formación y con todo lo que está aprendiendo. Al final si algo tenemos claro desde que colaboramos con IME Business School es que la formación de las personas que dirigen una empresa es imprescindible.
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