Un regalo envenenado

El umbral de sensibilidad de los salmantinos en cuanto a los atentados al patrimonio de la capital ha ido elevándose a medida que las autoridades han ido cometiendo más y más desatinos, pero este «regalo navideño envenenado» que el Consistorio ha plantado ante el convento de San Esteban clama al cielo. Cabe preguntarse si no hay nadie con un poco de sensibilidad en el Ayuntamiento o qué tienen que decir las autoridades de Patrimonio ante este tipo de horteradas. ¡Ay, si fray Juan Álvarez de Toledo levantara la cabeza!

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