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Elimar y Rebeca en la carpa informativa del Liceo. GUZÓN
Recorre 6.500 km hasta Salamanca para luchar contra la leucemia de su hijo

Recorre 6.500 km hasta Salamanca para luchar contra la leucemia de su hijo

Elimar viajó desde la República Dominicana para salvar a su pequeño. “Sin transplante allí iba a morir”

Domingo, 30 de junio 2019, 23:09

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La de Elimar es la historia de una familia de raza para las que no hubo océanos insalvables cuando la meta fue salvar la vida de su hijo. Hace dos años salieron hacia la República Dominicana para iniciar unas vacaciones que les iban a cambiar la vida. “Estando allí mi niño pequeño se puso enfermo. Le llevamos al hospital y nos dijeron que tenía leucemia”.

Al mazazo inicial le siguió la fatal noticia: el niño empeoró y nadie en el país practicaba el transplante de médula que le hacía falta. “Nos dijeron que allí los que podían se iban a Estados Unidos”. No había más opción. Elimar y su marido valoraron las opciones a su alcance y con las mismas maletas en las que metieron el bañador para las vacaciones se embarcaron hacia España agarrándose a un clavo ardiendo.

“¡Cómo no iba a haber una solución!”, asegura ahora Elimar durante su participación en la campaña “Imparables” de la Fundación Josep Carreras que ayer ofreció información a los salmantinos, además de captar donativos para impulsar la investigación.

“Al niño le tuvieron que hacer transfusiones de sangre y de plaquetas para que aguantara el viaje”, recuerda la mujer. La familia valoró la posibilidad de tratar al pequeño en hospitales de Barcelona o Madrid. “Nos dijeron que Salamanca es pionera en este terreno y que su hospital no está tan saturado. Además, mi suegro estudió aquí Medicina”, continuó la madre coraje. “Durante un tiempo vivimos los cuatro en el Hospital. Cuando llegó el momento de escolarizar al niño mayor lo hicimos en el colegio más cercano al Clínico, porque estábamos todo el día allí”.

Dos años después, cuando acabe julio, su hijo acabará el tratamiento. “Se curará y al final no hizo falta ni el transplante”. A Elimar le llama la atención cómo en Salamanca los especialistas luchan hasta el final por la vida de los enfermos cuando en su país su trabajo es mucho más limitado y los niños se mueren porque no se practican intervenciones como los transplantes. La historia de Elimar es un ejemplo de valentía y de altruismo por parte de los servicios sanitarios de Salamanca, fundamentales también para Rebeca, una salmantina que, aunque no lo parezca, sigue en tratamiento por una leucemia.

“Me dijeron que hace 20 años me hubiera muerto, pero no he dejado ni de trabajar”.

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