

Secciones
Destacamos
Todos los que fueron niños en los años 70 y 80 tienen grabado a fuego el traumático recuerdo de sus madres gritando “¡Relájate!, ¡No cierres el culo!”, mientras intentaban introducirles un supositorio por el ano.
Los niños de ahora ni siquiera saben qué es eso, y los niños de entonces se preguntan: ¿Qué fue de los supositorios? La respuesta dada por aquellos que los recetaban es que “están prácticamente muertos”.
Médicos de Atención Primaria consultados por este diario reconocen que “hace décadas” que no han vuelto a recetar este tipo de productos.
“España llegó a ser el primer país de Europa en consumo de supositorios, pero ahora nadie los utiliza”, apunta el doctor Lucas Fernández, que argumenta: “Eran un mal sistema, sucio y con una absorción errática porque a veces hacían mucho efecto, otras veces no funcionaban... Eso no es un sistema normal”, critica.
Los facultativos detallan que “nunca sabías con exactitud qué dosis estabas administrando a tu paciente porque la capacidad de absorción del intestino es muy diferente dependiendo de la zona entre el duodeno y el recto”. “No sabías si el medicamento se había absorbido o si había llegado a una mucosa aceptable. Era muy habitual la visita de una madre diciendo que le había dado un antitérmico al niño por vía rectal y que no le bajaba la fiebre”, recuerdan.
El pasado siglo se usaban para muchas enfermedades, aunque eran especialmente conocidos los supositorios de Apiretal (paracetamol para niños) o los fármacos para problemas digestivos cuando el enfermo vomita todo lo que ingiere.
De hecho, aunque los supositorios eran muy utilizados, ni siquiera se empleaban de la manera correcta. “La mayoría de la gente introducía el supositorio por el lado de la punta, cuando lo indicado era hacerlo por la parte plana, para que luego el esfínter presione el supositorio hacia el recto y entrara de forma más efectiva”, comenta.
Pese al olvido en el entorno sanitario, todavía quedan algunos supositorios en el mercado, pero quedan reservados para usos muy específicos. “Me atrevería a decir que solo queda el Valium para las crisis epilépticas”. En concreto, el Stesolid, en formato enema, se utiliza para personas que sufren crisis epilépticas en un contexto de cierta emergencia. “Ni siquiera es un supositorio, sino que es un líquido. ¿Por qué se utiliza? Pues porque cuando alguien sufre una crisis epiléptica no puede tragar, y si hay que inyectarle o buscarle una vía, no es nada fácil en alguien que se está moviendo de esa manera. En un hospital puede haber cinco personas para agarrarle, pero si te sucede en casa, o por la calle, un recurso fácil puede ser introducir un líquido por vía anal. Fuera de ese contexto, el supositorio deja de tener sentido”, razona Fernández del Campo.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.