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«Uno no sabe la causa por la que le dan un premio, pero la sospecha». La poeta nicaragüense Gioconda Belli explicó ayer, horas antes de recibir el XXXII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, por lo que sospecha que le han entregado este prestigioso galardón. «Una ya tiene una edad respetable y creo que la modestia es una virtud que puede llegar a ser mediocre. Cuando me lo comunicaron me emocionó la noticia, pero sí que pensé que me lo merezco a pesar de toda la buena poesía que se hace hoy en el mundo», reconocía Gioconda Belli.
La ganadora del XXXII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana mostró su ilusión y su optimismo por lo que está por llegar en la poesía. «Necesitamos a la poesía y habrá un renacimiento con ella. Antes hubo un momento en el que solo leían poemas los poetas. Por fin hemos roto ese hermetismo que rodeada a la poesía», argumentaba la poeta nicaragüense.
Gioconda Belli en su visita a Salamanca mostró una imagen viva, con espontaneidad y sinceridad. Reconoció que una época de su vida pasó por una fase indigenista, pero que su visión de España ya cambió para bien hace muchos años. «Me sedujeron los españoles», admitía mientras que sonreía horas antes de recibir el galardón.
La sospecha de la llegada del premio también se debe a que Belli es una de las escritoras centroamericanas que goza de mayor reconocimiento. Publicó sus primeros poemas en 1970, en el semanario cultural de La Prensa. Dos años después, su libro «Sobre la grama» le valió el premio Mariano Fiallos Gil de Poesía de la Universidad Autónoma de Nicaragua.
Desde muy joven formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Ocupó diversos cargos en el gobierno y el partido sandinista, del que se distanció en 1993. En la actualidad vive exiliada después de que le fuera retirada su nacionalidad por sus posiciones críticas contra el ejecutivo nicaragüense. «La palabra es un arma contra el poder y les da miedo. Seguiré luchando hasta que acabe esta dictadura», avisaba con determinación. Qué paradoja la de Belli, que ha tenido que exiliarse dos veces de su país. Una por ser sandinista y otra huyendo del «sandinismo despótico» que impera ahora en su tierra de nacimiento.
Gioconda Belli, que se define como «poeta, novelista, feminista y humanista», en su turno de palabra en el Paraninfo en el acto de entrega de premios fue seduciendo al respetable con un verbo elegante, suave y penetrante, que hacía a los asistentes transportarse a su casa en Nicaragua a la que ya no puede ir por motivos políticos.
El rector de la Universidad, Ricardo Rivero destacó la acción de la premiada, por ser «revolucionaria crítica» y por su defensa de la justicia «social» ante las situación adversas de su tierra, Nicaragua, «hoy gobernada por tiranos», además de su poesía por la que ahora ha sido agasajada en el Paraninfo.
En cuanto a la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, insistió en que se trata de un premio que «contribuye a la difusión de la poesía», que organiza con la Universidad de Salamanca como «compañero de viaje».
El jurado, reunido el pasado mes de mayo en el Palacio Real de Madrid, otorgó este galardón a Belli por «su expresividad creativa, su libertad y valentía poéticas, así como su significación en la cultura contemporánea de Nicaragua, que refuerza el prestigio de uno de los grandes países de la lírica hispanoamericana».
Hay un sinfín de aspectos que hacen que Belli sospechara la causa de recibir ayer semejante galardón a manos de la Reina Sofía.
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