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Uno de los agujeros en la pared de la fábrica abandonada que se comunica con el jardín comunitario de los vecinos de la avenida de Lasalle. ALMEIDA
Miedo, suciedad y ratas en las ruinas de Lasalle: «Si se necesita una desgracia, será cuestión de tiempo»

Miedo, suciedad y ratas en las ruinas de Lasalle: «Si se necesita una desgracia, será cuestión de tiempo»

Una comunidad de más de 30 propietarios denuncia estar rodeada de fábricas abandonadas, por las que acceden toxicómanos y animales a su jardín

María Regadera

Salamanca

Martes, 22 de octubre 2024, 18:40

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La comunidad de vecinos del edificio 63-69 de la avenida de Lasalle, formada por más de una treintena de vecinos, se encuentra prácticamente rodeada de ruinas. El jardín comunitario de esta propiedad conecta con hasta cinco naves abandonadas de una empresa constructora salmantina. La realidad no es fácil para estos vecinos. La situación genera que cada día se enfrenten a plagas, inseguridad, suciedad, maleza y, también, a un sobrecoste económico para mantener un espacio que no pueden disfrutar.

Estas estructuras, denominadas en el registro catastral como 'terrenos en estado de ruina' según los propietarios, se han convertido en un dolor de cabeza para los residentes del edificio, en especial para aquellos que cuentan con patios en el propio jardín comunitario. Las naves son 'lugar de recreo' para ratas y palomas y generan malas hierbas que crecen hacia el patio sin control. También atraen a personas drogodependientes que en ocasiones se cuelan en el interior de las naves. Atendiendo a la situación, estos individuos tienen un acceso muy fácil a la comunidad a través del jardín.

LA GACETA se ha desplazado hasta el lugar para conocer el problema junto a varias vecinas. La valla metálica que cerca la nave se encuentra manipulada, ya que presenta varios agujeros que corresponden con orificios hechos en la propia pared de la nave. Además, los vecinos aseguran que han llegado a encontrar en el jardín una palanqueta para forzar puertas y, en otras ocasiones, a alguna persona ajena al edificio en el portal. Por otro lado, los residentes han manifestado en varias ocasiones la situación al Ayuntamiento de Salamanca a través de instancias a nivel individual y comunitario, y también a la Policía.

«Cuando llegamos a la comunidad, la constructora nos aseguró que las fábricas se iban a tirar para construir más bloques de viviendas. Era un momento de boom inmobiliario y aquí había planes de todo tipo. La realidad fue muy distinta, un engaño manifiesto. Llevamos aquí desde el 2005 y, en cuanto pasaron seis o siete años, nos dimos cuenta de que aquí ya no se movía nada y todo empezó a desvanecerse. Comenzamos a tener problemas y eso nos llevó a preguntar y a movernos para solucionarlo, pero nadie sabía nada», explica Eva Castillo, una de las vecinas afectada.

La comunidad no da crédito ante la situación, ya que se trata de una realidad que les hace sentirse inseguros constantemente en su propia casa: «Hay personas ajenas al edificio que entran él, se puede ver perfectamente que se han manipulado la valla. Entran desde la parte de atrás de las naves abandonadas, hay varios muros caídos y se puede acceder perfectamente. La principal preocupación es que, a través de las naves, el acceso a la comunidad es facilísimo», explica Castillo. Destaca que la comunidad ha tenido que llamar a la Policía en varias ocasiones: «Nos han dicho que tengamos cuidado con los objetos de los patios interiores, porque ellos no pueden hacer nada hasta que no los encuentren in fraganti», explica.

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Los residentes del edificio de la avenida de Lasalle se sienten ofendidos y engañados por la constructora: «Esto es un jardín que nos vendieron como una zona común para poder disfrutar con los niños y, la realidad es que nos da pánico y nos cuesta dinero. Yo tengo dos niños de 12 y 14 años y no han podido disfrutar en su vida de él. Ella está embarazada y nos encantaría que la gente joven que viene aquí y que quiere hacer un futuro pueda hacerlo de verdad», explica Eva Castillo, haciendo referencia a la vecina que le acompaña.

Los propietarios han tenido que costear de su propio bolsillo los trabajos de una empresa de desinfección y esterilización durante años y una red para disminuir la entrada de animales al jardín comunitario. Asimismo, se preocupan de mantener el espacio limpio para evitar que proliferen las plagas. «Hace siete años nos dirigimos por primera vez al Ayuntamiento de Salamanca con una instancia. En 2019 volvimos a hacerlo con una individual por propietario y otra comunitaria. La última vez que nos hemos comunicado con ellos ha sido en marzo de 2023 para retomar el tema», explica Castillo.

Según Emeterio Berrocal, un vecino del barrio de Chamberí, los ediles del Ayuntamiento Fernando Carabias, concejal de Fomento y Urbanismo; y Roberto Martín, concejal de Participación Social y Voluntariado; son conscientes de la situación, ya que escucharon a los vecinos de este edificio en una de las visitas al barrio. Fuentes del Consistorio trasladan a este medio que se trata de un conflicto entre particulares y, con todo y con eso, el Ayuntamiento ha realizado una labor de interlocutor entre las partes -propietarios y constructora-. Además, en lo que concierne a competencias municipales, se requirió a la propiedad, y fue cumpliendo, que limpiara el solar cuando había maleza para evitar riesgo de incendios y cumplir con las condiciones de salubridad, se han hecho requerimientos por la presencia de palomas en materia de Salud Pública y se exigió que se cerrara un hueco que habían abierto toxicómanos para garantizar la seguridad.

«Hay personas que entran en las naves»

Más de una decena de niños habitan en el edificio de la avenida Lasalle y sus padres cada día se encuentran más preocupadas por la situación de inseguridad. «Tenemos pruebas de que hay personas que entran en las naves, es lo primero que hacen los toxicómanos cada vez que llega el frío. Ya nos han entrado alguna vez incluso en el portal, y no ha sido hace tanto», explica Eva Castillo. Ratas, culebras, palomas y otros animales han puesto el foco durante años en estas naves abandonadas contiguas al jardín comunitario, a pesar de los constantes esfuerzos de los vecinos para impedirlo con costosos tratamientos de desinfección y limpieza frecuentes. «Aquí hay un foco y esperemos que no se convierta en el refugio de cualquier bicho», asegura la vecina. Los propietarios aseguran a este medio que van a continuar luchando hasta buscar una solución: «Si para que nos hagan caso se necesita una desgracia, será cuestión de tiempo».

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