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Jueves, 31 de octubre 2024, 11:43
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Como cada 31 de octubre, en la víspera de la festividad de Todos los Santos, con el traje de charro y sin separarse de su gaita y de su tamboril, 'El Mariquelo' sube por 38ª vez a la torre de la Catedral Nueva de Salamanca. Lo hace cumpliendo una vez más con la tradición y realizando una acción de gracias a Dios. Y, antes, LA GACETA ha tenido la oportunidad de hablar con él sobre esta iniciativa, que espera repetir hasta, al menos, cumplir su 50º aniversario.
Ángel Rufino de Haro ha expresado, antes de subir de nuevo a la Catedral, que nunca, en los 38 años que ha repetido este acto, ha sentido miedo y que, hace poco, le han prohibido ascender hasta arriba del todo por seguridad. «No me gusta nada ese cambio, pero es lo que hay por seguridad», ha afirmado ante el micrófono de este periódico, desvelando las que son algunas claves de este precioso gesto. «Siempre suelto una paloma para simbolizar la paz», ha 'El Mariquelo', que, pese a que cree que, algún día tendrá un sucesor -al cual todavía no ha tenido el placer de conocer-, espera «seguir subiendo hasta que se cumpla el 50º aniversario» de esta iniciativa.
Pero subir hasta la torre de la Catedral Nueva no resulta nada fácil. En el 'Pin, pon' con 'El Mariquelo', LA GACETA ha podido conocer cuáles son los hábitos que lleva a cabo para conseguir completar este reto cada año de la mejor forma posible. «Para hacerlo, se requiere mucha preparación física y psíquica. Para entrenarme físicamente, suelo montar a caballo, salir a correr o hacer mucha gimnasia. En el aspecto psicológico, para mí, resulta providencial la relajación en tiempo de caza y disfrutar de la naturaleza en el campo», ha asegurado, añadiendo que, en todos los años que ha podido llevar a cabo este acto de acción de gracias a Dios, lo que más le ha gustado siempre ha sido «subir hasta la bola». Y es que lo mejor de la ambición que tiene 'El Mariquelo' es que parece no tener límites porque, para él, «con poderío y salero, el límite es el cielo».
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