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El Consejo de Colegios Farmacéuticos Profesionales de Castilla y León (CONCyL) está liderado desde el pasado martes por María Engracia Pérez, actual presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Salamanca. Releva en el cargo a Javier Herradón para afrontar un mandato de cuatro años.
¿Por qué ha decidido dar el salto a la dirección regional del Consejo?
—Di el paso tras hablar con el resto de presidentes de Castilla y León y con el equipo que me acompaña, con el que trabajé la propuesta. Ha sido mezcla entre ganas de seguir apostando por la profesión y la responsabilidad como presidenta de Salamanca.
Ha sido un proceso fácil al ser la única candidatura.
—Ha sido una candidatura de consenso, ya que en nuestro Consejo Autonómico siempre ha sido así, nunca ha habido elecciones.
¿Esto facilita el buen trato entre las provincias?
—Cada legislatura se presentan personas diferentes y con propuestas distintas. Pero que haya solo una candidatura dice bastante del acuerdo interno que tenemos en el Consejo y que es un espacio de diálogo y colaboración. Yo represento a todos, pero me acompañan los otros ocho presidentes del resto de las provincias. Soy la cabeza visible, pero el trabajo es el de cada uno de nosotros, ya que representamos a los casi 4.500 colegiados de Castilla y León.
¿Qué retos pretende abordar desde su nuevo cargo?
—Vamos a seguir apostando por todos los proyectos de la etapa anterior, por un modelo de farmacia asistencial y social. Seguiremos con los programas de Escuelas Rurales en Salud, un éxito del anterior mandato, y que nos gustaría extender a más farmacias para fomentar actuaciones de educación sanitaria para ciudadanos de municipios muy pequeños. También apostaremos por la Farmacias Centinela, un programa fantástico de seguridad de medicamentos, de seguimiento de reacciones adversas al fármacos y prácticas de estudios. También apostaremos por sistemas personalizados de dosificación, seguimiento de la adherencia a tratamientos y, por dar un paso más, queremos incorporar nuevos servicios sanitarios en todas las farmacias de Castilla y León con los cribados de enfermedades.
¿Qué cribados se pueden practicar desde las farmacias?
—Nosotros ya realizamos VIH, pero nos gustaría avanzar más con Salud Pública para incorporar el de cáncer de colon y el de cérvix, además de participar más en procesos de patologías como la diabetes. Por último, nos gustaría apostar en este mandato por una farmacia más digital. Ya lo es, porque sin la receta electrónica en pandemia no sabemos qué hubiera ocurrido, pero tenemos que seguir avanzando en este sentido. La receta electrónica se puede dotar con nuevas funciones, cuestiones técnicas como poder ver las dispensaciones durante un año o incorporar el libro electrónico de estupefacientes. Funciones que repercuten en el día a día del paciente y del farmacéutico sin darnos cuenta, pero que agilizan los trámites para todos.
¿La tecnología podría mejorar la comunicación con Primaria?
—Otro tema de digitalización que nos gustaría establecer es la comunicación efectiva entre los sanitarios integrados en el sistema de Castilla y León. Mejoraría la presión asistencial en Primaria y la atención al paciente sería más fluida.
Para todo esto se necesita una buena red de conexión.
—Va de la mano de los avances tecnológicos. Es un desafío importante, pero necesitamos conectividad, que la red de conexión en toda la Comunidad sea buena porque hay pueblos que lo pasan mal con los servicios actuales.
¿Cómo afecta la despoblación a la red asistencial de las farmacias?
—En Castilla y León hay cerca de 1.600 oficinas de farmacia, de las que el 60% están fuera de grandes núcleos de población y el 30% del total en pueblos de menos de 500 habitantes. Garantizar su sostenibilidad permite que los pueblos tengan este servicio cercano, accesible y en algunos lugares, el único. Somos una herramienta imprescindible que fija población. Para mantenernos ayuda conceder más funciones al farmacéutico, además de la dispensación del medicamento.
Vivimos situaciones hace años impensables con la falta de medicamentos, ¿el problema se puede incrementar?
—Los problemas de desabastecimiento suceden desde siempre. Hace 10 años y ahora. Es cierto que hay épocas en las que se puede pasar de una situación de mas cantidad a desabastecimiento. Al final el precio del medicamento y los laboratorios son los que deciden el servicio. Cabe recordar que los desabastecimientos se generan a nivel nacional, pero en España tenemos la suerte de contar con muchos medicamentos a nuestra disposición. Ante situaciones de carencia, la mayoría de las veces acudiendo al centro de salud y comentando al médico lo que ocurre cambia el fármaco por un compuesto similar, de la misma familia. Además, las oficinas de farmacia de Castilla y León contamos con la herramienta Farmahelp. Gracias a ella podemos ver si otro compañero tiene el fármaco y derivar al paciente allí. Es un sistema solidario.
¿Hay problemas especialmente graves de suministro para pacientes con alguna patología?
—Para enfermos de diabetes contamos con plan B, aunque hay otras medicaciones para procesos de páncreas con un suministro más comprometido. En todo caso, no hay grandes problemas.
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