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Manuel Muiños, presidente de Proyecto Hombre. CUESTA
Manuel Muiños, presidente de Proyecto Hombre: “Si es sí a la labor, es sí a la ubicación”

Manuel Muiños, presidente de Proyecto Hombre: “Si es sí a la labor, es sí a la ubicación”

Frente a las protestas, Muiños ofrece “transparencia” y respuestas a las especulaciones y rumores del nuevo centro en Las Bernardas

Domingo, 26 de mayo 2019, 12:02

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No entiende el miedo, salvo si viene del engaño y la desinformación. Manuel Muiños apuesta por un espacio integrador en el convento de Las Bernardas y aclara los bulos.

–¿Qué sintió cuando vio a un grupo de vecinos manifestándose en Prosperidad?

–Vi a un grupo de personas inquietas, temerosas, asustadas, amedrentadas con toda la razón del mundo desde el engaño y la mentira que se les transmite. Quiero creer que cuando vean quienes somos realmente la cosa cambiará.

–¿Cuándo surge la idea de un centro en Las Bernardas?

–Surge de casualidad tras una conversación informal con Don Carlos, nuestro obispo que me pregunta por la marcha de Proyecto Hombre, yo le hablo de las necesidades que tenemos y él me comenta el espacio del convento. Ahí empezó. No es un capricho como se está diciendo. No es lo mismo que las personas duerman en una litera que puedan dormir en una cama baja. Algo tan sencillo como eso. En Proyecto Hombre también hay gente de más de 60 años.

–¿Con qué idea quiere nacer?

–Con la de trasladar a una serie de personas a ese centro para dar una respuesta de más calidad y calidez. Es un espacio agradable y amplio que nos da mucho juego.

–¿Cuál será la capacidad de acogida del centro?

–Hay que acondicionar 25 habitaciones dobles. Da para 50 personas. Ni más, ni menos. Ni intención de ir a más porque terapéuticamente no nos planteamos eso porque trabajamos con ese número de personas y en subgrupos más pequeños. Darle vida al monasterio. Nada más. No podemos hablar de macrocentro. Macro sí, porque es grande, pero no porque esté lleno, ni lo vayamos a llenar hasta los topes. Es incierto que vayan a venir MENAS; es incierto que vayan a venir asesinos y violadores; es incierto que vayamos a asumir a los presos de Topas en el CIS que seguirán en Los Montalvos; es incierto que vayan a venir los menores de Santiago 1.

–¿En estos centros ha habido un repunte de delincuencia como denuncian los vecinos?

–Todo lo contrario. El Campo de San Francisco está al lado y ni lo olemos. Cuando nos ven, resultamos incómodos. Cuando estás mal y ves a alguien que lo hace bien, te incomoda. Lo mismo, en el Parque Fluvial. Cuando nosotros llegamos la situación era otra con botellones y ventanillas rotas en los coches. Y eso desapareció. Somos los primeros interesados en que el entorno esté bien.

–¿Se registran episodios de venta de droga?

–Ni se acercan. Más fácil que en la carretera de Alba que puedan entrar y dejar lo que quieran y marcharse. Pues no. Somos nosotros los primeros en salvaguardar la integridad de los centros y el entorno. No nos beneficia, ni nos sirve para el proceso. Si hay una persona que decide consumir, se va.

–Los vecinos ponían en duda la eficacia de la rehabilitación

–Con que hubiera un 1% me conformaría. Solo una persona merece la pena. Del 40% que acaba haciendo el proceso, el 97% no recae. Más allá de los números, muchas familias y sus entornos reciben un balón de oxígeno. Se trata de buscar soluciones, respuestas y salidas. Hay que ser críticos con todo para que crezcamos en esta sociedad que vivimos. ¿Cuál sería la alternativa? ¿Gasear al personal. No es cuestión de gustos, sino de personas.

–¿Qué piensa del lema ‘Sí a la labor, no a la ubicación’?

–Es imposible. Si es sí a la labor, es sí a la ubicación. Lo importante es la labor. Si la buscamos es por algo y no nos metemos en la boca del lobo ni a generar espacios de no convivencia. Cuando escucho que se tienen que ir al campo... cómo rehabilitamos a una persona en medio de un campo de encinas. Hay que buscar un reencuentro con la sociedad y eso no se hace en un campo de encinas.

–¿Qué sintió al ver niños encabezando la protesta?

–Me dio pena. Creo que esa guerra no es de los niños. No tenía que existir, pero de hacerlo, no son los que tienen que ir en primera fila.

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