Los secretos del arte del tatuaje
La industria del tatuaje crece a un ritmo vertiginoso en Salamanca mientras que en España se consolidan nuevos valores. Hace 20 años existían prejuicios hacia las personas tatuadas y ahora sus diseños son una seña de identidad

La mayoría de las modas son pasajeras, pero hay otras que permanecen grabadas para siempre, como en el caso de los tatuajes, una moda que resiste en la piel a pesar del paso del tiempo.
La industria de los tatuajes crece a un ritmo vertiginoso en España y cada vez son más las personas que deciden realizarse un diseño en su cuerpo desde edades más tempranas a pesar de ser un capricho caro. Varios tatuadores salmantinos coinciden en que los tatuajes han pasado de ser un estigma a una seña de identidad. “Ahora se pueden ver tatuajes en muchos tipos de personas, de diferentes clases y estilos, aunque todavía hay gente bastante recelosa”, declaran.
La voz de los artistas
La tatuadora salmantina Chus Calles lleva desde el año 1996 dedicándose al sector. “Ha cambiado bastante la industria, hace años en muchas ocasiones no decía que era tatuadora por evitar ciertas miradas o comentarios, estos años de atrás toda la juventud decía que querían ser tatuadores. Afortunadamente ahora han decidido ser influencers”, detalla.
El crecimiento de esta tendencia también ha beneficiado a Salamanca. En los últimos años se han abierto nuevos estudios en la ciudad y los que ya existían han visto aumentada su demanda. “Yo recuerdo que cuando empecé a tatuarme existían tres estudios en Salamanca y ahora diría que hay unos 20”, reconoce el tatuador Juan Carlos Escribano con 8 años de experiencia en el sector.
Evolución de la industria
A pesar de que esta moda se remonta a la prehistoria, ha evolucionado “mucho” a lo largo de los años y los gustos de las personas “son muy diversos”. “Los clientes no se tatúan lo mismo, cada época lleva su estilo. Antes era más tipo tribales, maorí, más realismo. Ahora está en auge el estilo fine line, de trazo fino; el tradicional; el neotradicional, una combinación de la vieja y la nueva escuela con toques de realismo; y el ignorant, otro tipo que consiste en líneas simples, palabras mal escritas, manchas y diseños descuidados”, explica Juan Carlos Escribano.
Respecto a la formación que debe tener un tatuador, los profesionales explican que lo más importante es tener “buena base de dibujo” pero también son necesarios “un título y un par de requisitos” que exige Sanidad para poder tatuar legalmente. “Existen algunos cursos que salen en empresas privadas o muchos tatuadores hacen seminarios donde enseñan cómo trabajan, su técnica personal, desarrollo...”, dice Chus Calles.
El peligro de los “intrusos”
Al aumentar la oferta y la demanda en la industria, se han abierto muchos estudios profesionales, pero también muchas personas han optado por trabajar en sus casas o en establecimientos ilegales. “Todo el mundo empieza en casa, pero hay que hacerlo bien. Ahora cualquiera compra un kit de tatuaje y no sabe lo que hace. Se piensan que es mojar la aguja en tinta y seguir la plantilla, pero no es así. Si no se siguen las correctas medidas higiénicas se pone en grave peligro la salud”, lamenta Juan Carlos Escribano.
Los profesionales aconsejan a los futuros “artistas” que dibujen mucho, creen su estilo propio y tengan paciencia ya que “no se consigue la perfección en medio año”, añaden.